Elaboran nuevas directrices de seguridad para mejorar el COPAP (Contacto Piel a Piel)
Los beneficios de esta práctica son innumerables, pero no debe descuidarse la vigilancia del bebé y de la madre
Un estudio coordinado por Carmen Pallás desde el Hospital 12 de Octubre, y que se ha llevado a cabo en 10 hospitales españoles, muestra que la frecuencia de episodios de saturación de oxígeno inferior a 90 por ciento, en las dos primeras horas de vida del recién nacido, se reduce en un tercio en los niños cuyas madres están incorporadas a 45º sobre el plano horizontal de la cama en comparación con los niños cuyas madres están incorporadas a 15º.
“Una intervención simple como aumentar el ángulo de inclinación de la cama de la madre mientras realiza el contacto piel con piel con su hijo recién nacido, durante las primeras 1- 2 horas de vida tras el parto, podría favorecer la estabilidad hemodinámica y respiratoria del recién nacido contribuyendo así a reducir la aparición los colapsos neonatales súbitos e inesperados durante este procedimiento” asegura la doctora Isabel Izquierdo, portavoz de muerte súbita del Comité de Promoción de la Salud de la Asociación Española de Pediatría.
“Al menos el 80 por ciento de los recién nacidos, por parto vaginal o cesárea sin anestesia general, son colocados en contacto piel con piel inmediato o en los primeros cinco minutos tras el parto. Los beneficios descritos de este primer contacto entre madre e hijo son innumerables, por lo que se debe estimular su práctica de manera segura y supervisada: favorece la adaptación a la vida extrauterina, disminuye el estrés, facilita la regulación térmica, la glucemia y la estabilidad cardiorrespiratoria, disminuye el tiempo de llanto, fomenta el establecimiento del vínculo, beneficia el agarre al pecho, disminuye la ansiedad materna y aumenta la frecuencia y la duración de la lactancia materna, entre otros”.
Las dos primeras horas son las más críticas
Sin embargo, la implantación del contacto piel con piel como práctica habitual en las maternidades ha puesto de manifiesto la aparición de episodios de colapso post-natal súbito e inesperado que, aunque continúan siendo un fenómeno muy poco frecuente, puede tener consecuencias graves. Los datos sobre la incidencia, tendencia, evolución y pronóstico son variables debido a la falta de consenso en su diagnóstico, considerándose actualmente una infraestimación de los casos.
“Las horas más críticas son especialmente las dos primeras horas de vida del bebé, aunque podríamos extender este tiempo hasta las 24 horas. De ahí la necesidad de protocolizar el contacto piel con piel”, asegura la experta, que explica cómo debe realizarse esta beneficiosa práctica en los recién nacidos a término sanos: “En primer lugar es fundamental informar correctamente a los padres y contar con su consentimiento y colaboración”, asegura Izquierdo.
El secado y estabilización del bebé se realizará sobre el vientre materno, se comprobará el llanto, la respiración, el tono el color del bebé y se realizará el test de Apgar al 1 y 5 minutos de vida, se realizará el pinzamiento del cordón umbilical. “Es fundamental, llegado a este punto colocar a la madre y al recién nacido en una posición correcta que evite la obstrucción de las vías respiratorias del bebé”, concluye la experta.
Posición de seguridad del recién nacido durante el contacto piel con piel
- Cara del recién nacido visible, nariz y boca descubiertos.
- Cabeza del recién nacido inclinada y girada hacia un lado
- Cuello recto, no doblado
- Hombros del recién nacido rectos contra la madre
- El recién nacido se encuentra pecho con pecho con la madre
- Se pueden sentir los movimientos torácicos y la respiración
- Cubrir la espalda del recién nacido con una manta
- La piel del recién nacido está sonrosada y caliente
- Madre reclinada, No tumbada
- Supervisión de ambos si se quedan dormidos en contacto piel con piel
“Atender a los más pequeños es una enorme responsabilidad, no solo clínicamente hablando, sino también socialmente. Estamos tratando a las futuras generaciones y del pediatra, como médico experto en su cuidado, depende que dicha atención se enmarque en unos parámetros excelentes de seguridad y calidad”, asegura Josefa Rivera, presidente del Comité Científico de la Asociación Española de Pediatría (AEP).
Por este motivo, en el 67º Congreso de la AEP celebrado en Burgos, se abordaron estos dos aspectos desde la perspectiva de cómo el pediatra ha de responsabilizarse de que la atención que ofrece sea segura desde el momento mismo del nacimiento del niño.
Fuente: Redacción Médica / Pediatría. España.
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