Actualidad: Siguen apareciendo casos de alergia a la proteína de la leche de vaca por culpa del «biberón pirata»

Durante muchos años, en la maternidad de muchos hospitales se ha llevado a cabo una peligrosa medida para «ayudar» a las madres a que sus hijos estén más tranquilos: darles un biberón mientras la madre no tiene la bajada de leche.

A menudo se ha instado a las madres a aceptarlo: «Dale un biberón, mujer, que así está más tranquilo y luego, cuando te baje la leche, ya lo amamantas»; pero a menudo se ha hecho también a espaldas de sus madres.

A este segundo biberón se le conoce como «biberón pirata», y es el culpable (junto con el otro, el que se da con el consentimiento de la madre), de muchos casos de alergia a la proteína de la leche de vaca.

 ¿De verdad dan biberones porque no ha bajado la leche?

Estaba haciendo el método canguro con mi hijo mediano en el hospital, en la unidad de neonatos, por haber nacido prematuro, cuando a mi lado pusieron a una mujer que acababa de ser madre cuyo bebé necesitaba atención especializada.

Le preguntaron si quería darle el pecho, y respondió que sí, así que le ayudaron a que lo amamantara. Tras un rato, la enfermera se le acercó con un biberón y le dijo: «Vale, muy bien. Ahora, como todavía no tienes leche, le tienes que dar este biberón para que vaya comiendo».

Yo me quedé muy sorprendido por dos razones: una, que las mujeres no tienen leche nada más parir, pero tienen calostro (que es mucho mejor que darle ninguna leche), y dos, que los bebés que toman biberón para luego ser amamantados tienen más riesgo de alergia a la proteína de la leche de vaca.

¿De verdad dan biberones sin que la madre se entere?

Sí, de verdad. Espero que sea una práctica en desuso, pero son muchas las mujeres que explican que se llevaron a sus bebés y que se dieron cuenta de que les habían dado ese biberón.

Algunas explican que fue directamente allí donde estaba el bebé y las pilló dándole un biberón, y otras cuentan que les devolvieron al bebé tan tranquilo y relajado, que al ir a darle el pecho lo rechazaba y que, al preguntar, confesaban haberlo hecho.

¿Y por qué es peligroso?

Porque la leche de vaca, como muchos otros alimentos, no tiene especificidad de especie y no se puede considerar que sea un alimento que los humanos aceptemos naturalmente porque sí. No venimos predispuestos a tolerarla (sus proteínas son extrañas para nosotros), así que nos tenemos que acostumbrar a ella desde el momento en que la ingerimos por primera vez. Y algunos nos acostumbramos, pero otros no.

Cómo se produce la tolerancia oral

El sistema inmune intestinal tiene la misión de defendernos de aquellas sustancias que son peligrosas o ajenas, así que cuando consumimos algo, se pone en marcha para analizar lo que le llega y valorar si hay algún peligro y debe activar o no la respuesta inmunológica.

Cuando un alimento llega por primera vez, con sus proteínas y microorganismos desconocidos, el intestino decide qué hacer. Si considera esos antígenos como «amigos», a pesar de ser extraños, se dice que se ha producido una tolerancia oral (el bebé consume los antígenos, esas sustancias que no forman parte del cuerpo y le son extrañas, pero el intestino las acepta).

Esta tolerancia se basa en múltiples factores difíciles de explicar, porque aún no se sabe muy bien a qué responde. Se habla de que la tolerancia depende de la predisposición genética, de la naturaleza del antígeno, de la cantidad de antígeno que recibe el bebé, de la frecuencia con que se administra, de la edad al consumirlo por primera vez, del estado inmunológico del bebé (si está con gastroenteritis), si la madre consumía ese alimento embarazada, si lo consume mientras amamanta, etc.

Cómo se produce la intolerancia o alergia

Pues bien, en ocasiones, todos estos factores hacen que en vez de que se produzca la tolerancia, aparezca la situación contraria: que el cuerpo, al recibir ciertas sustancias que no conoce, las considere enemigas y actúe contra ellas. Es cuando se segrega la inmunoglobilina IgE y aparecen los síntomas de alergia. Cuando hablamos de la leche, hablamos de Alergia a la Proteína de la Leche de Vaca (APLV).

¿Pero por qué el intestino de esos bebés decide que no acepta las proteínas de la leche de vaca? Pues entre otros factores (de los comentados), porque la cantidad de leche que consumen es suficiente para provocar una respuesta, pero insuficiente para que haya tolerancia.

Se sabe que las personas, los bebés, pueden clasificarse en dos tipos en base a su herencia genética, en lo que a alergias se refiere: los atópicos y los no atópicos.

Los no atópicos serían los niños con poca predisposición a padecer una alergia, y los atópicos serían aquellos que tienen más riesgo de padecer cualquier alergia, probablemente porque el padre y/o la madre son alérgicos a algo (no tiene por qué ser a la leche).

Los atópicos son los bebés también conocidos como «altorrespondedores», que quiere decir que tienen un sistema intestinal inmune que responde actuando contra un alimento si no lo recibe en cantidad más o menos elevada. ¿Cuánto de elevada? Depende. Depende del umbral de cada bebé, pero los bebés atópicos tienen un umbral elevado en comparación con los bebés no atópicos, que con poca cantidad ya toleran un alimento.

Así, cuando un recién nacido recibe por primera vez leche de vaca a través de la fórmula para lactantes en un biberón, se produce una inducción de anticuerpos IgE; y en una segunda exposición se produce la diferencia: los «bajorrespondedores» aceptan el alimento aunque lo tomen en poca cantidad y los «altorrespondedores», o atópicos, empiezan a rechazarlo, porque su intestino segrega aún más cantidad de IgE.

¿Y esto es lo del biberón pirata?

Así es. El biberón pirata y los biberones como suplemento de los primeros días, cuando el bebé come muy poca cantidad, no provocan ningún problema en los bebés no atópicos, pero pueden inducir la alergia en los bebés atópicos porque su administración no es continuada: el bebé recibe poco, una cantidad inferior a su umbral de tolerancia, y en vez de aceptar la leche, la rechaza.

Si desde el principio se les da biberón y cada vez que tienen hambre se les da otro, y así sucesivamente, a demanda, durante todo el día, la cantidad de leche es elevada y es mucho más difícil que el bebé desarrolle alergia a pesar de ser «altorrespondedor».

Pero si solo se le da algún biberón de vez en cuando y la mayoría del alimento es la leche materna, o si se le da algún biberón los primeros días y luego dejan de tomarlos porque son amamantados, el riesgo es mucho mayor.

Así que ya es hora de que se elimine el «biberón pirata» de las maternidades, que se elimine el biberón por protocolo después de cesárea (también hay hospitales que dan un biberón tras la cesárea por la separación entre madre y bebé) y que solo se haga uso de la leche de fórmula, si el bebé será amamantado, cuando se tenga muy claro que su uso es necesario (si ha perdido peso porque la lactancia no es eficaz y hay que nutrir al bebé cuanto antes).

Autor: Armando Bastida

 

Que es el movimiento libre?

Emmi Pikler fue una conocida pediatra que, tras años de investigaciones, creó un método educativo basado en el respeto al niño y en la actitud no intervencionista del adulto, es decir, permitirle un desarrollo autónomo espontáneo, respetando su ritmo propio y asegurándole todas las posibilidades para tener iniciativas autónomas, movimiento libre y juego independiente. 

Las prisas y el estrés con los que vivimos en nuestra sociedad actual se trasladan muchas veces a la crianza de nuestros hijos. Vivimos obsesionados por sus avances y parece que exista una competición entre todos los niños del mundo (más bien, entre sus padres) por ser el primero en gatear, andar o hablar.

Pero esta actitud no es beneficiosa para el niño ya que corremos el riesgo de forzar su desarrollo y de saltarnos etapas importantes en el mismo al querer ir más deprisa.

El movimiento libre creado por Pikler se basa en dejar al niño en completa libertad para moverse y desarrollarse sin la intervención del adulto. Este método defiende que los niños aprenden solos a sentarse, gatear, caminar… sin necesidad de incitarles a ello. Eso sí, hay que darle todos los recursos necesarios para que pueda moverse en libertad.

El niño, al sentirse libre, se muestra más positivo, activo e interesado. Tan solo necesita sentirse respetado y querido, así como que se reconozcan sus logros, para superarse.

Así, el movimiento libre defiende la actividad autónoma para que el niño vaya descubriendo sus propias capacidades y a utilizar sus recursos. A los padres solos les corresponde asegurar las condiciones óptimas para que lo consiga sin forzarle.

Transcurrido el primer año de vida el niño adquiere habilidades relacionadas con el movimiento y el equilibrio: ya se levanta, se atreve a dar sus primeros pasos y gracias a esa movilidad empieza a experimentar con su entorno

Las enseñanzas de Emmi Pikler están centradas en el desarrollo de los niños de 0 a 3 años, aunque se pueden aplicar a cualquier edad.

Etapas principales del desarrollo motor

Etapa neonatal: el niño pasa de estar estirado boca arriba a ponerse de lado: 3 a 7 meses:

Etapa de suelo:

– Pasar de estirado boca arriba a estirado boca abajo: 4 a 8 meses

– Pasar de estirado boca abajo a estirado boca arriba: 4 a 9 meses

– Arrastrarse por el suelo: 7 a 13 meses

– Gatear: 8 a 16 meses

– Sentarse: 9 a 16 meses

– Arrodillarse: 10 a 15 meses

– Ponerse de pie: 12 a 21 meses

– Dar los primeros pasos: 12 a 21 meses

– Caminar de forma segura: 13 a 21 meses

Consejos para los padres

Si te interesa el movimiento libre y quieres usar este método para favorecer el desarrollo autónomo de tu hijo, te damos unas cuantas pistas para saber cómo debes actuar:

– Colócalo boca arriba, en el suelo si se siente cómodo o sobre una superficie firme en la que tenga espacio y déjalo libre

– Pon cerca juguetes o materiales sencillos; no le animes a cogerlos ni se los coloques en la mano, simplemente déjaselos a su alcance

– No uses gimnasios con barra de actividades, le pueden despistar de su propio movimiento

– Puedes hablarle y comunicarte con él, pero también debes dejarle solo

– Si llora o está incómodo,  prueba en otro momento

– Si te tiende la mano, dásela, habla con él y levántalo si lo necesita, pero no lo lleves a una posición que aún no haya logrado por sí mismo

– Acondiciona la casa todo lo que puedas, contando con el espacio del que dispongas. Crea un espacio diáfano y tan amplio como puedas en la sala más grande. Coloca algunos elementos que le ayuden a explorar, gatear, trepar… como pufs, cojines, cajas… El suelo debe ser cálido

– Ponle ropa amplia y cómoda, mejor descalzo o con zapatos sin suela dura y antideslizantes

– Los juguetes pueden ser objetos cotidianos con los que pueda experimentar

– Las hamaquitas no son muy recomendables ya que limitan su movimiento. Los andadores están totalmente desaconsejados ya que les fuerza a estar de pie y/o caminar cuando no están listos para ello

– Tu ayuda tiene que ser siempre indirecta

– No apures al niño ni le enseñes movimientos, tampoco debes obligarlo a hacer algún ejercicio concreto, dale siempre total lbertad de movimiento

 

Semana Mundial de la LACTANCIA MATERNA: Del 1 al 7 de agosto

WABA (Alianza Mundial pro Lactancia Materna), entidad que trabaja conjuntamente con OMS y UNICEF y coordina cada año la celebración de la Semana Mundial de la Lactancia Materna ha hecho público el que será el lema de la Semana Mundial de Lactancia Materna 2018:

Lactancia materna: La base de una vida saludable

La SMLM 2018 se centrará, por tanto, en la lactancia materna como la base para una buena salud para toda la vida para bebés y mamás.

La lactancia previene el hambre y la malnutrición en todas sus formas y garantiza la seguridad alimentaria para bebés, incluso en situaciones de crisis.

Sin que suponga un costo familiar extra, la lactancia es una manera económica de alimentar a los bebés y favorece la reducción de la pobreza.

La nutrición, la seguridad alimentaria y la reducción de la pobreza son fundamentales para conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

Los Objetivos de la SMLM 2018 se centran en la relación de la lactancia materna con la nutrición, la seguridad alimentaria y la reducción de la pobreza  y para ello es importante:

  • Informar a la población.
  • Anclar la lactancia materna dentro de diferentes agendas políticas (salud,  sustentabilidad, …)
  • Promover el trabajo conjunto y en red de personas individuales y organizaciones.
  • Desarrollar estrategias de difusión y apoyo a la lactancia materna.

TODOS tenemos un papel importante para asegurar el crecimiento, el desarrollo y la supervivencia de los niños alrededor del mundo.

 

Siete frases Montessori para usar con tus hijos

Definir el sistema o la pedagogía Montessori no es cosa sencilla: no se limita a un estilo de pensamiento, es una manera de ver el mundo, tanto así que incluso tiene un languaje particular para dirigirse a los niños…

Los guías Montessori utilizan un lenguaje que supone primero el reconocimiento y el respeto hacia el niño, las palabras que usan fueron escogidas cuidadosamente para reforzar la voluntad y las habilidades de cada niño, para promover su independencia y desarrollar un pensamiento analítico y crítico.

Te compartimos 7 frases comunes que se usan en el sistema Montessori y que como padres podemos incorporar a nuestra vida/crianza cotidiana:

1. “Te he visto esforzarte mucho.”

Enfocarse en el proceso y no en el resultado es clave en el sistema Montessori. Se evita el reconocimiento absoluto con frases como “buen trabajo” o “te quedó hermoso”, o “lo hiciste perfecto”, y en cambio se hace énfasis en lo concentrados que estuvieron durante la labor, o lo mucho que han mejorado la letra, o en cómo han cuidado la limpieza esta vez.

Reconocer el esfuerzo en lugar del resultado hace que el niño se sienta motivado para seguir mejorando y lo hace creer que siempre puede hacerlo mejor

Se trata también de usar frases específicas y no genéricas, por ejemplo; en lugar de decir “Eres un buen niño”, decirle: “Noté que has tratado muy bien a tu hermanito y que hoy compartiste tus juguetes”, esto lo hace ver que su conducta es reconocida, pero que no lo etiqueta. En lugar de decir “Eres un gran artista”, decir algo como “Me gusta mucho cómo has usado tantos colores en tu dibujo, cada vez usas mas y se ve muy lindo”.

2. “¿Qué piensas de tu trabajo?”

En Montessori, el niño es su propio maestro. Los niños y las niñas por lo general son catalogados, elogiados de maneras genéricas o criticados de maneras absolutas. En Montessori los guías ponen al alcance del niño materiales que descubre por sí mismo en un ambiente que favorece la curiosidad y los experimentos.

El auto-análisis o la auto-evaluación es parte del descubrimiento.

Cuando el niño te pregunta “¿te gusta mi dibujo?”, en Montessori se sugiere que en lugar de responder de manera automática “Me encanta”, respondas con preguntas tipo: “¿A tí te gusta?, ¿Cuál es tu parte favorita?; ¿Qué te costó mas trabajo?… esas respuestas/preguntas lo llevan a revisar su propio trabajo en lugar de solo buscar aprobación.

3. “¿Dónde podrás encontrarlo o buscarlo?”

La independencia es otro gran valor Montessori. Se trata de enseñar a los niños a hacer cosas por ellos mismos. En tanto que lo sencillo es resolver la mayoría de las dudas de nuestros hijos, es mejor no hacerlo y ayudarlos a encontrar sus propias soluciones y respuestas. esto aplica cuando pierden algo, o cuando preguntan qué hacer con alguien… por ejemplo: tu hijo no encuentra su zapato, en lugar de sacarlo de debajo de la cama y dárselo en la mano, le preguntas dónde cree que pudo haberlo dejado, esto puede tomar tiempo y paciencia pero la práctica hace al maestro y aprenderá a buscar por él o ella misma.

4. “¿En qué te gustaría que te ayude?”

Lo natural es que los niños pidan ayuda, pero todos queremos que nuestros hijos se conviertan en personas responsables. A los niños les gusta que se les asigne responsabilidad y que se les reconozca que pueden llevarla a cabo.

En Montessori, cuando el niño pide ayuda se le pregunta en qué le gustaría recibir la ayuda, es decir, el niño tiene que pensar en lo que realmente no puede hacer solo, con esto el niño asume la parte que sí puede hacer solo y recibe gustoso la ayuda que requiere.

Por ejemplo: recoger los juguetes puede ser un fastidio para los niños sobretodo cuando están cansados, pero podemos decir algo como “OK; mira yo recojo los coches y tu la pista”, con eso terminan haciéndolo ambos, pero no se libera de su responsabilidad y se siente apoyado-acompañado.

5. “En nuestra casa nosotros…”

Esta pequeña frase se usa para recordarle al niño las reglas y costumbres de casa, así va reconociendo como funciona su comunidad primal: su casa. Esto se usa en lugar de gritar instrucciones o de dar órdenes, el niño comprende su entorno y accede a ser parte de esas reglas.

Ejemplo: “En nuestra casa comemos sentados y no gritamos”, es mejor que decir “Siéntate a comer y cállate”. Igual que a los adultos, los niños disfrutan de ser parte de una sociedad.

6. “No lo distraigas, está concentrado”.

Proteger la concentración de los niños es fundamental en el sistema Montessori. Es importante establecer ritmos y tiempos para que los niños lleven su atención a ciertas cosas y actividades hasta que las comprendan. Si tu hij@ está concentrado no lo interrumpas para preguntarle qué hace o cómo lo hace, o si le gusta o no lo que hace, respeta su concentración.

La concentración fomenta el pensamiento creativo y el juego imaginativo y ello es vital para el desarrollo saludable del niño.

7. “Sigue al niño”.

Esto va más allá del sentido literal de ir tras de él, se basa en un principio de confianza, en el que cada niño sabe y reconoce (si lo dejamos), cuando es el tiempo para que haga o desarrolle ciertas cosas y habilidades. El niño establece su ritmo e interés en el aprendizaje y los guías y los padres los seguimos.

Se trata de entender la razón detrás de la conducta. Esto nos recuerda que NO todos los niños caminan al año, o leen a los cuatro, o hablan a los dos… a un niño sano que no ha desarrollado ciertos puntos de crecimiento no le puede importar menos no hacerlo, pues ello es la transparente razón de que no le interesa aún

Seguir al niño significa reconocer que cada niño es único y que tiene sus necesidades, intereses, pasiones y habilidades individuales y que debe ser guiado conforme a éstas.

Montessori no es solo una corriente educativa, es una manera integral de ver  y estar con un niño. Aun cuando tu(s) hijo(s) no vaya(n) a una escuela Montessori, puedes aplicar estos 7 puntos en tu manera de comunicarte y verás la diferencia.

Autora: Karla Lara, www.mamanatural.tv

 

Nota: “La maternidad es dura, nunca criamos al gusto de los demás”

Siempre se habla de la importancia de la lactancia para la salud del bebé, pero ¿qué importancia tiene para la salud de la madre?

En los últimos 20 años se han descubierto cada vez más efectos de la lactancia sobre la mujer… La lactancia produce beneficios mientras la madre amamanta: le ayuda a entender mejor las necesidades de su bebé, a sentirse menos estresada, a tener la tensión más baja, a perder peso (todo esto es efecto de la oxitocina y todos los sistemas que activa en la madre durante la lactancia). A largo plazo, las madres que han amamantado tienen menos riesgo de padecer cáncer de mama, de tener infartos de miocardio o infartos cerebrales, de obesidad, de hipertensión, de diabetes… realmente es una maravilla. En un reciente congreso celebrado en España, la experta Melissa Bartick explicó que la lactancia ¡es más importante para la salud de la mujer que para la del bebé!

¿Hay diferencias en el futuro adulto entre un bebé al que amamantó su madre o el que fue alimentado con leches compradas?

Sí, de esto no cabe duda y son cientos de estudios los que lo demuestran. Tomar leche materna más de dos meses ya empieza a dar resultados medibles de salud en los bebés, y más cuanto más tiempo y más cantidad toman. Tiene sentido, ya que el ser humano está diseñado para tomar leche humana, y no leche química basada en la leche de vaca. Es como si criamos caballos con leche de jirafa… podrán salir adelante más o menos si la modificamos, pero no estarán igual de sanos.

Asesora a madres con dificultades para dar de mamar a sus bebés. ¿Cuáles son los principales problemas con los que se enfrenta?

El principal problema es la percepción de la madre de que no tiene suficiente leche para alimentar a su bebé. Y digo percepción porque con frecuencia no es una insuficiencia real sino una sensación de la madre. Casi todas las madres son capaces de producir leche para sus hijos, pero debido al gran número de interferencias que impactan este proceso natural (partos muy medicalizados, consejos incorrectos los primeros días, falta de apoyo especializado, falta de apoyo del entorno familiar…), muchas llegan a sentir que no son capaces.

¿Cree que también hay ‘interferencias’ sociales o laborales?

Por supuesto. La maternidad es un período duro socialmente, en el sentido de que nunca criamos al gusto de los demás. Las madres que dan el pecho son criticadas por poner al bebé al pecho con frecuencia, son acusadas de hacerles pasar hambre, de malcriarlos por darles ‘a demanda’… pero a las madres que no dan el pecho se les hace sentir culpables por no darlo… así que hay críticas y acusaciones para todas. La verdad es muy triste. En otras culturas la cuarentena es una época en la que se cuida especialmente a la madre que acaba de tener un bebé. Aquí es lo contrario… mientras estás embarazada eres como una diosa, pero en cuanto das a luz se espera que seas la madre perfecta, la anfitriona perfecta y la trabajadora perfecta. Y esto independientemente de la forma en que alimentes a tu bebé. Todas las madres deberíamos estar unidas para crear un espacio social que nos permita respirar durante la crianza de nuestros hijos pequeños.

Hace años, las madres les daban de mamar a sus hijos hasta los dos o tres años. ¿Por qué no se hace hoy, por problemas laborales o porque no resulta conveniente?

Un poco de todo… se ha perdido la cultura, la forma de vida en la que esto era lo normal. Ciertamente la vuelta al trabajo a las 16 semanas no ayuda… Sin embargo, es una cuestión muy cultural, muy tribal. Me refiero a que existen por ejemplo en Galicia pueblos donde hay matronas excelentes acompañando a grupos de apoyo a la lactancia desde hace años, y en esos pueblos, o barrios, la lactancia se va convirtiendo en algo normal, ves madres dando el pecho por todas partes, o porteando a sus bebés, o lactando hasta los dos o tres años. Allí la lactancia se ha recuperado como norma cultural.

Autora: Carmela Baeza Pérez-Fontán, médica especializada  en medicina familiar y comunitaria y especialista en lactancia materna. Nota realizada en el marco de las «Xornadas de Formación Avanzada en Lactancia Materna» organizadas por la Asociación Galega de Matronas.

 

Actualidad: Un estudio concluye que dar el pecho dos meses reduce el riesgo de muerte súbita en un 40%

Un estudio publicado en Pediatrics, concluye que dar el pecho durante al menos los dos primeros meses de vida del bebé, aunque no sea lactancia materna en exclusiva, reduce el riesgo de muerte súbita del lactante al menos en un 40%

Los investigadores examinaron los datos recabados para elaborar ocho estudios internacionales, examinando y comparando las circunstancias de 2.267 casos de muerte súbita y unos 6.837 casos de niños que sobrevivieron.  Su conclusión es que la lactancia materna reduce el riesgo en un 40% si se lleva a cabo durante los primeros dos meses.

Si la lactancia se prolonga entre los cuatro y los seis meses, el riesgo se reduce hasta el 60%. Pasado los seis meses esa protección asciende al 64%. Dar el pecho menos de dos meses no supone protección alguna.

 Aún se desconoce qué mecanismos desencadenan esta protección.

No se trata del primer estudio que vincula la lactancia materna como un factor de protección frente a la muerte súbita del lactante, de origen desconocido y que supuso la muerte de 3.700 bebés en Estados Unidos en 2015, uno de los países con ratios más bajos de lactancia materna en todo el mundo.

Tanto la American Academy of Pediatrics como la Organización Mundial de la Salud recomiendan por distintos motivos, incluido este factor de protección, la lactancia materna al menos hasta los seis meses y continuar con el amamantamiento junto con otros alimentos que complementen la alimentación hasta los 2 años o más, mientras madre e hijo lo deseen.

 

Actualidad: Los bebés miran como los adultos

Sus cerebros con capaces de diferenciar los rostros de cualquier escena, tal como hace un cerebro desarrollado

Los bebés miran como los adultos, ha descubierto un estudio. Sus cerebros diferencian claramente un rostro de cualquier otra escena, tal como hace un cerebro adulto, lo que sugiere que estas preferencias se forman en los primeros meses de vida. No se necesitan años de experiencia interpretando el mundo para que el cerebro desarrolle las respuestas que muestra en la edad adulta.

A partir de los cuatro meses, el cerebro del bebé diferencia claramente las escenas de los rostros, ha descubierto un estudio, del que informa un comunicado. Para mirar estos dos tipos de imágenes, el lactante activa diferentes zonas del córtex cerebral, tal como hacen los adultos.

La teoría de la especialización progresiva del cerebro humano es desde hace tiempo una evidencia científica, si bien no se conoce muy bien cómo se produce. Investigaciones anteriores realizadas con imágenes de resonancia magnética funcional (IMRf) han permitido descubrir, por ejemplo, que desde los tres meses el bebé trata el lenguaje en las mismas zonas cerebrales que los adultos.

La nueva investigación ha pretendido descubrir qué pasa en el cerebro de un lactante cuando ejerce la facultad de la visión. Para averiguarlo, los científicos han debido resolver la dificultad que representa analizar los cerebros de los niños muy pequeños mientras están despiertos y con una máquina de imágenes por resonancia magnética funcional.

Lo que han hecho es adaptar un escáner de IMRf para facilitar la exploración del cerebro de los bebés mientras ven películas con diferentes tipos de información visual. A partir de 26 horas de escaneo cerebral de 17 bebés, los investigadores obtuvieron cuatro horas de datos utilizables de nueve bebés.

Usando estos datos, el equipo encontró que, en algunos aspectos, la organización de los cerebros de los bebés es sorprendentemente similar a la de los adultos. Específicamente, las regiones cerebrales que responden a rostros en adultos hacen lo mismo en bebés, al igual que las regiones que responden a objetos.

La obtención de estos datos permitió al equipo del MIT conocer cómo los cerebros de los bebés responden a tipos específicos de información sensorial y comparar sus respuestas con las de los adultos.

Distintas preferencias

Durante el experimento, los investigadores mostraron a los bebés videos de niños sonrientes o escenas al aire libre, como una calle  vista desde un coche en movimiento. Distinguir las escenas sociales del entorno físico es una de las principales divisiones de alto nivel que nuestro cerebro hace al interpretar el mundo.

Las exploraciones revelaron que muchas regiones de la corteza visual de los bebés mostraban las mismas preferencias por escenas o rostros que aparecen en los cerebros adultos. Esto sugiere que estas preferencias se forman en los primeros meses de vida y refuta la hipótesis de que se necesitan años de experiencia interpretando el mundo para que el cerebro desarrolle las respuestas que muestra en la edad adulta.

Los investigadores también encontraron algunas diferencias en la forma en que los cerebros de los bebés responden a los estímulos visuales. Una es que no parecen tener regiones que se encuentran en el cerebro adulto que son «altamente selectivas», lo que significa que los bebés prefieren características como las caras humanas sobre cualquier otro tipo de información, incluyendo los cuerpos humanos o las caras de otros animales.

Los bebés también mostraron algunas diferencias en sus respuestas cuando se muestran ejemplos de cuatro categorías diferentes, no sólo caras y escenas, sino también cuerpos y objetos.

Los investigadores se proponen escanear más bebés de 3 y 8 meses para que tener una idea más precisa de cómo estas regiones de procesamiento de la visión cambian durante los primeros meses de vida. También esperan estudiar bebés aún más jóvenes para descubrir cuándo aparecen estas primeras respuestas cerebrales.

Referencia

Organization of high-level visual cortex in human infants. Nature Communications 8, Article number: 13995 (2017). doi:10.1038/ncomms13995

17 de Marzo: Día de la Puericultora

El 17 de marzo se celebra el Día de la Puericultora con el fin dar a conocer la importancia de esta actividad que ofrece información y acompañamiento a la mamá y su bebé desde el embarazo y hasta los primeros años de crianza.

Una puericultora (palabra que viene del latín puer «niño» y cultura que significa «cultivar») se encarga de acompañar a la madre y a su bebé durante el embarazo, el nacimiento y los primeros años de crianza ofreciendo no sólo información acerca de la lactancia y el desarrollo del bebé, sino también haciendo las veces de guía procurando junto a los padres el sano desarrollo físico y emocional del bebé.

Las cacas del bebé

El meconio

La primera caca del recién nacido es negra, brillante, pastosa y pegajosa. Se llama meconio, como se podría llamar de cualquier otra manera. Todos los nuevos padres se apresuran a aprender esta difícil palabra, convencidos de que es necesario hablar con propiedad para parecer padres curtidos. Pero, para su gran decepción, la criatura nunca vuelve a hacer meconio. No se desesperen; el saber no ocupa lugar, y la palabra bien podría salir en algún crucigrama.

Durante los días siguientes, el angelito hace unas cacas más líquidas, menos pegajosas, de color grisáceo-verdoso, que como no son ni chicha ni limonada se llaman de transición. Es sólo una manera de decir que quiere hacer cacas normales, pero aún no le salen.

La falsa diarrea

Por fin llega el tan esperado momento: las cacas normales del bebé.

Las cacas del niño que toma el pecho son de color amarillo dorado (aunque también se fabrican versiones amarronadas o incluso verdosas); de consistencia líquida y grumosa (con granitos de moco, como una sopa de arroz muy pasado, o con estrías de mucosidad); de carácter ruidoso y explosivo (“Parece que se ha ensuciado”, sugiere alguna abuela en la cola del pan al oir el ruido característico), y de olor agradable (quienes aún no tengan hijos pensarán que este último punto es una típica exageración paterna; pero lo cierto es que cualquiera puede distinguir la caca de un adulto de la de un niño de pecho con los ojos cerrados).

Pero la principal característica de las cacas del niño de pecho es su frecuencia. Suelen hacer caca durante o después de cada mamada. A veces no hacen tantas veces, sino “sólo” cuatro o cinco al día; pero a cambio hay criaturas que hacen “horas extras”, y regalan a sus papás algunas cacas entre toma y toma. El récord está en más de 20 cacas al día.

Algunos novatos, viendo cacas tan numerosas y tan líquidas, piensan que el bebé tiene diarrea. ¡Grave error! Es totalmente normal. Al bebé no le pasa nada, ni hay que darle ningún medicamento, ni líquido, ni dieta especial.

El falso estreñimiento

Al cabo de un tiempo, tal vez aburrido de hacer tantas cacas, el bebé comienza a hacer muy pocas. Casi todos los niños que toman sólo pecho están dos o tres días sin hacer caca. No es raro encontrar niños que sólo hacen caca cada 5 o 7 días. Y el récord del mundo está en más de un mes. Cuando por fin la hace, es tan blanda y grumosa como de costumbre (aunque de tamaño descomunal). No se le ocurra pesar a su hijo antes y después de una de estas cacas, podría llevarse un susto.

Una vez más, los novatos, al ver que la criatura no hace nada en varios días, piensan que está estreñida. Nada más lejos de la realidad. Porque el estreñimiento no se define por el número de las deposiciones, sino por la consistencia. Cuando un niño hace bolas gordas y duras, está estreñido. Eso es una enfermedad, porque la bola casi no cabe por el agujero, y por tanto produce dolor, y puede provocar hemorroides y fisuras anales (pequeñas heridas sangrantes). Hacer bolas duras es estreñimiento, aunque se hagan tres veces al día.

En cambio, hacer cacas blandas es lo normal, aunque se haga una por semana. La mayoría de los niños están felices y contentos, ajenos a la preocupación de sus familias. Algunas madres, sin embargo, aseguran que sus hijos, cuando llevan varios días sin hacer caca, están quejosos, como si les doliera la barriga. Es difícil saber si realmente las molestias son debidas a la caca, o más bien se trata de una coincidencia, como la “fiebre de la dentición”. A todos los niños del mundo les salen 16 dientes entre los 6 y los 20 meses, no hay día en que no les esté saliendo, les acabe de salir o esté a punto de salirles un diente. No es extraño que cualquier resfriado, diarrea o fiebre coincida con algún diente, y el pobre diente se lleva las culpas. Del mismo modo, puesto que todos los niños de pecho pasan varios días sin hacer caca, es fácil que cualquier llanto o molestia se atribuya al “estreñimiento”. En todo caso, las madres que creen que su hijo tiene dolor de barriga por lo de la caca suelen coincidir en que se calma bastante con un suave masaje en la pancita.

Como el estar varios días sin hacer caca es normal en un niño amamantado, no hay que hacer absolutamente nada: no hay que darle agua, ni manzanilla, ni otras hierbas, ni jugos, ni biberones. No hay que darle medicamentos, laxantes, “carminativos” ni gotas “para la digestión”. No hay que “estimularles” con supositorios, termómetros, cerillas, tallos de perejil ni rabos de hoja de geranio untados en aceite. No hay que hacer absolutamente nada, salvo darle el pecho y esperar (y, quienes tengan un espíritu inquisitivo, apuntarlo en el calendario para ver si logran un nuevo récord. Si su hijo está más de un mes sin hacer caca, escríbanos).

¿A qué edad se produce este cambio espectacular, de la falsa diarrea al falso estreñimiento? En la mayoría de los niños, entre los dos y los cuatro meses, aunque algunos empiezan desde el mes. Podría haber algún niño de pecho que comenzase así desde el nacimiento, sin pasar nunca una temporada de cacas frecuentes. Pero también hay algunos problemas intestinales que se manifiestan con estreñimiento desde el nacimiento. Si su hijo no hace cacas frecuentes, al menos en las primeras semanas, coménteselo a su pediatra.

Cuando toman el biberón

Los niños que toman el biberón hacen la caca muy distinta a los de pecho. Suele ser más espesa (algunos francamente dura, pues son propensos al estreñimiento), de color marrón. No muestran los espectaculares cambios de frecuencia de los niños de pecho, sino que mantienen un ritmo constante, unas dos a cuatro cacas al día. Cuando un niño que toma el biberón pasa un par de días sin hacer caca, casi siempre es un auténtico estreñimiento: una bola grande y dura, que no pasa por el agujero… y que cada día se hace más grande y más dura, por lo que conviene tomar medidas a tiempo.

En cuanto a la lactancia mixta, es impredecible. Algunos niños siguen haciendo cacas “de pecho”, tanto en aspecto como en número, a pesar de tomar algunos biberones. Pero es más frecuente que un sólo biberón al día cambie totalmente el panorama, y que las típicas cacas del niño de pecho desaparezcan por completo. Por eso, hasta hace unos años, pocos niños llegaban a la fase de “una caca cada varios días”, porque pocos niños llegaban a los cuatro meses sin haber tomado biberones. Hoy, cada día son más los madres que dan sólo pecho, sin ningún biberón ni papilla, hasta los seis meses; y por tanto cada vez son más los niños que “no hacen caca”.

Qué hacer si hay diarrea

Por suerte, la diarrea es rara en los niños de pecho; pues sería difícil distinguirla de sus cacas normales. Para creernos que un niño de pecho tiene realmente diarrea, debe tener también vómitos, fiebre, sangre en las heces o un “mal aspecto general”.

En todo caso, si su hijo realmente tiene diarrea, recuerde que el objetivo del tratamiento no es que haga menos cacas. Si el problema de la diarrea fuera el número de deposiciones, el único peligro sería arruinarse comprando pañales. Los verdaderos peligros de la diarrea son la deshidratación (falta de agua y sales minerales) y, a más largo plazo, la desnutrición (falta de comida). Por tanto, lo peor que se puede hacer a un niño con diarrea es dejarlo sin beber o sin comer. No haga caso si le recomiendan mantener a su hijo en ayunas, o darle sólo arroz.

Si su hijo sólo toma pecho, siga dándole pecho, cuantas más veces mejor. Si la caca es abundante, puede que necesite agua o suero después de las mamadas (pero no en vez de las mamadas). Si su hijo toma sólo el biberón, siga dándole el biberón, en principio con la misma leche y a la misma dilución, y ofrézcale agua o suero después de las tomas. Si su hijo ya toma otros alimentos, ofrézcale la misma dieta a la que ya está acostumbrado. Como probablemente habrá perdido el apetito, no intente obligarle, pero procure darle lo que más le guste, y ofrézcale con frecuencia pequeñas cantidades. Cuanta más caca haga, o cuanto más vomite, más pecho y más líquidos necesitará; no deje de darle líquido porque ha vomitado.

Ante una diarrea importante en un bebé hay que acudir al médico, e irle dando el suero por el camino.

Qué hacer si hay estreñimiento

El verdadero estreñimiento (bolas grandes y duras) es casi exclusivo de los niños que toman biberón. En algunos casos, puede mejorar con un cambio de la marca de leche. Compruebe que está preparando bien los biberones, con suficiente agua y sin apretar ni colmar las medidas de leche.

Si el bebé más o menos va “trampeando” y haciendo caca cada par de días, lo mejor es esperar pacientemente; y, cuando tenga edad para tomar otros alimentos, buscar los más ricos en fibra (legumbres, verduras, frutas, cereales integrales). Los masajes suaves pueden ser útiles (siga la dirección del intestino grueso: es la dirección de las agujas del reloj). El jugo de naranja lleva muy poca fibra, y no suele hacer mucho efecto en el verdadero estreñimiento.

Autor: Carlos González

 

Actualidad: VIH Y LACTANCIA: DIFÍCIL ELECCIÓN

En los países donde no es posible elegir cómo alimentar a un bebé, ya que no se puede acceder a agua potable ni es posible asegurar un suministro adecuado de leche artificial, la mejor opción – a pesar de la existencia de VIH –sigue siendo la leche materna. Pero, ¿Qué pasa en los países desarrollados? ¿Qué debe decidir una madre que puede elegir qué alimentación dar a su bebé?

No todos los hijos de madres con VIH al nacer adquieren la infección. Se sabe que los niveles del virus VIH presentes en la leche materna son comparativamente más bajos que los que se encuentran en el plasma sanguíneo. Los bajos niveles del virus VIH quizá se deben a efectos de factores anti VIH presentes en la leche como, por ejemplo, los niveles de inmunoglobulina G (IgG) y los de inmunoglobulina A (IgA). Esto explicaría en parte por qué no todos los niños amamantados les será transmitido el virus. Ya sabemos que el virus pasa a la leche, si el bebé es amamantado de manera exclusiva (LME) durante los primeros tres meses, el riesgo de contagio va del 4% al 20%. El VIH puede ser detectado en la leche materna. Tres reservorios de VIH coexisten en la leche materna: ARN (partículas virales libres de células), material de ADN (virus asociado a células integradas en las células T latentes) y ARN intracelular (virus asociado a células en la producción de células T activadas). El papel respectivo de cada uno en la transmisión del VIH es poco conocida

En los países donde existen alternativas seguras disponibles, y las madres tiene acceso a agua potable y leche artificial se recomienda que las mujeres VIH-positivas no amamanten a sus bebés. Pero los beneficios de la leche materna son muchos y algunas madres quieren, pese a la infección, ofrecer leche materna a sus bebés.

  • La nutrición de la madre parece que juega un papel fundamental en este punto, pues sabemos que las madres desnutridas producen leche de calidad y nutricionalmente válida pero se ha observado que los niveles de inmunoglobulinas de la leche son menores que los de las madres con una adecuada nutrición.
  • Si una mujer VIH-positiva decide amamantar, entonces lo más seguro es hacerlo de manera totalmente exclusiva, de manera que el bebé no tome absolutamente nada más que leche materna. Se sabe que la lactancia mixta implicaría un daño en la mucosa de la pared gastrointestinal, lo que provocaría un aumento del riesgo de transmisión del VIH por esta vía. De este modo, se observa una incidencia en niños alimentados con lactancia materna mixta de un 24.1% versus un 14.6% los niños con lactancia materna exclusiva.
  • La madre debe seguir tomando el tratamiento antirretroviral ya que así el riesgo de transmisión se reduce.
  • Si los pezones están agrietados o sangrando, la sangre puede transmitir el virus también por lo que es muy importante conseguir una buena asesoría de lactancia desde el primer momento y evitar amamantar de manera directa si aparecen grietas sangrantes.
  • De la misma manera, durante una mastitis el riesgo de transmisión aumenta, de nuevo es necesario contar con información y ayuda para poder evitar/identificar estos procesos.
  • Otra opción es la lactancia diferida, es decir, la madre se saca la leche, la pasteuriza y la ofrece al bebé en biberón. Aunque parezca muy complicado esta es una opción válida para muchas madres. La pasteurización (calentamiento de la leche a 62’5ºC durante 30 minutos) asegura la destrucción del virus sin dañar la leche.
  • Mantener la lactancia hasta que el bebé tenga 6 meses y proceder a una supresión TOTAL llegados a esta edad.

Autora: Alba Padro, Lactapp