Carlos González: «Jamás hay que obligar a comer a un niño»

El prestigioso pediatra ofrece en esta entrevista algunas claves sobre la relación de los padres con sus hijos. Carlos González es uno de los pediatras de moda. Quizá porque sus ideas resuman mucho sentido común.

– A los padres les habla, entre otros asuntos, de alimentación infantil. ¿Qué les aconseja?
– Pues por ejemplo que los niños comen mucho menos de lo que la gente imagina, es algo normal. Jamás de los jamases hay que obligar a comer al niño por ningún concepto, de ninguna manera y con ningún método. Ya tenemos en España un 30% de niños con obesidad, solo faltaría que comieran más todavía. Te puedes ahorrar muchos problemas si desde el primer momento, es decir, desde los seis meses, en vez de darle a tu hijo purés y papillas especialmente preparados y en vez de metérselos tú con la cuchara y además distrayéndole con los «Teletubbies» pues le das comida normal y corriente, la misma que comes tú, y le dejas que la tome con la mano y se la lleve a la boca para que coma lo que quiera y lo que no quiera, no.

– Pero en nuestra cultura, madres y abuelas han sido siempre propensas a «embutir» a los niños.
– Las abuelas no tanto. Por ejemplo, no hacían purés. Yo recuerdo cuando mi madre se compró un «minipimer», antes no había y los niños comíamos comida cortada en cachitos. Y ahora niños de tres años están comiendo purés y si encuentran un trocito que quedó sin triturar les dan arcadas y entonces ya no comen en todo el día. Eso ocurre por haberles dado purés mucho tiempo y llega un momento en que al niño se le pasa la edad de empezar a probar. 

– ¿Tenemos que hacer caso al niño cuando dice quiero más o no quiero más?
– Sin el menor género de dudas. El niño es el único que sabe lo que necesita comer, como cualquier ser vivo. Un mosquito, cuando tiene hambre, pica. Y tiene cerebro de mosquito. Entonces, tu hijo claro que sabe comer, si hasta los mejillones comen.

– ¿Y cómo hacemos para que coman pescado?
– A la mayoría de los niños el pescado no es lo que más les gusta. Pero no pasa nada. Los niños pasan por etapas bastante típicas: durante los primeros meses lo prueban todo, de hecho comen papel de periódico o van gateando y le quitan las galletas al perro. Un niño que es capaz de comer papel de periódico también es capaz de comer lechuga. A partir del año o año y medio, según el niño, típicamente empiezan a decir «esto no me gusta», «no quiero» y llegan al menú infantil. Si mañana llega a comer a tu casa un niño de ocho años ¿qué preparas?, ¿acelgas?

– Creo que no.
– No, harás macarrones, porque sabes que los niños de ocho años comen macarrones, pollo, patatas fritas, flan. Y bueno, alguno habrá que pruebe las acelgas, la lechuga o el pescado, aunque no muy entusiasmados. Y luego vuelven a cambiar y hacia la adolescencia o un poco después vuelven a comer de todo. Si a un niño le dejan en paz y no le presionan, comerá muchos más macarrones que verdura, mucho más pollo que pescado, pero la mayoría comen un poquito de verdura y pescado. Si insistes, lo que consigues es que lo aborrezcan para siempre.

– Ha hablado también de la autoridad de padres y madres. ¿Cuál es su punto de vista?
– Hay que comprender que todos los padres y madres tenemos autoridad sobre los niños que es natural, inevitable y proviene del hecho de que somos más altos, más fuertes, más viejos y tenemos más experiencia para saber lo que hay que hacer. Y sobre todo proviene de que nuestros hijos nos quieren muchísimo y están deseando obedecer. Los niños nos obedecen casi continuamente, pero hay que ser consciente de que la obediencia al 100% no se puede conseguir, es imposible.

– ¿Y cómo actuar?
– Tienes que comprender que hay cosas más importantes y otras menos importantes. Las cosas realmente importantes todo el mundo sabe hacerlas. ¿Vas a dejar que tu hijo beba lavandina, se tire por la ventana o le pegue a otro niño? No. Pero nadie tiene dudas sobre esto. No hay ningún padre que se plantee comprarse un libro sobre cómo poner límites a los niños porque cuando va a beber lavandina no sepa qué hacer. ¿Cómo es posible que haya gente planteándose cómo aprendo a poner límites? Porque no estás hablando de los límites normales, que ya los sabías poner, sino de límites que no son lógicos, razonables, sino que son solo para demostrar quién manda aquí. Esto se hace por santas narices mías.

– Pero a veces los padres también están presionados.
– Les marean mucho con ese concepto de que una vez que le has dado a un niño una orden es importante no ceder, no echarte atrás porque te toma el pelo, tiene superioridad. Eso son chorradas. El que no cedía era Franco, los gobiernos democráticos sí que ceden, tanto los de derechas como los de izquierdas.

– ¿Y no hemos pasado de un modelo en exceso autoritario a otro demasiado laxo, que el niño haga lo que quiera?
– Puede haber alguno, pero realmente hay muy pocos padres que dejen al niño que haga lo que quiera. Y muchas veces en realidad eso no es permisividad, eso es pasotismo. Es decir, es más fácil dejar que el niño vea la televisión durante horas que apagarla y ponerme a jugar con mi hijo, contarle un cuento o llevarle al parque a pasear. Cuando ves padres que dejan ver al niño la televisión durante horas o que les regalan mucho dinero, les compran muchos juguetes carísimos a los que el niño no hace ni caso o les compran muchos dulces hay gente que dice, «le están consintiendo al niño y luego sale un niño malcriado». Pero no le están consintiendo, están ignorando al niño. Los que en realidad están consintiendo al niño, es decir, dándole lo que necesita son los que apagan la tele aunque se tenga que perder el partido de copa y se llevan al niño a las hamacas. Y eso no malcría al niño ni le produce ningún problema, sino que demuestra cariño y respeto hacia el niño. No podemos confundir las dos cosas porque luego hay padres a los que tienen atemorizados: «No le hagas upa porque se malcriará». A ver, puedes hacerle upa a tu hijo todo lo que quieras, eso no hace ningún daño.

Autor: Carlos Gil. Publicado en el Diario de Ibiza

 

La necesidad de exterogestación y su relación con la inteligencia humana

Ser la especie más inteligente no nos hace más independientes.  Al contrario, en la especie humana la mayor parte del desarrollo cerebral acontece fuera del útero, ya que de otro modo el nacimiento sería inviable. Esto hace que el bebé necesite unas condiciones muy parecidas al útero para terminar de desarrollarse.

La característica más significativa de un bebé debería influir en cómo le tratamos.

Un bebé no está preparado para salir al mundo en el momento del nacimiento, ni siquiera a término completo (alrededor de 40 semanas, aunque puede variar de unos a otros en unos 50 días). Un bebé humano no se parece a un recién nacido de otros animales, no tiene huesos resistentes ni capacidad para el autoabastecimiento, ¡hasta los 18 meses de edad!   Es decir, para parecerse a un recién nacido de otros animales, los bebés deberían estar en el útero otros 18 meses. Sí, es una sorpresa (no se lo digas a mamá). Pero esto es lo que hemos observado al comparar el curso evolutivo de los humanos con otros mamíferos.

¿Qué significan 18 meses “de antelación” para el cuidado del bebé? Podemos imaginar que este simple hallazgo conlleva múltiples consecuencias.

Durante esos primeros 18 meses, los bebés esperan “un útero externo” (exterogestación), que es lo que ofrecen los componentes del nido evolutivo (evolved nest). Los bebés no pueden autorregularse y necesitan que los cuidadores capaciten sus sistemas para que lo hagan (por ejemplo, calmándolos rápidamente para que los sistemas aprendan a hacer de eso la “norma”). Los adultos deben mantenerlos en un estado óptimo para que los sistemas continúen creciendo y desarrollándose normalmente. Estresar a los bebés significa que las energías se enfocarán a la supervivencia (más adelante).

Los huesos de la cabeza de un bebé no se fusionan hasta alrededor de los 18 meses para permitir el gran crecimiento cerebral, lo cual se produce a partir de los componentes de cuidado del nido evolutivo de calmar, muchas caricias, estar en brazos, lactancia materna.

Sin embargo, la mayoría de los adultos en nuestro país parece no estar al tanto de las necesidades de los bebés, comenzando con muchos profesionales médicos que tratan a los bebés con rureza, como si ellos no fuesen a registrar estas experiencias en sus sistemas del cuerpo y del cerebro. ¿Qué deberían saber los profesionales y todos nosotros? Estresar a los bebés dañará sus sistemas inmaduros que aún están en desarrollo: neuroendocrino, inmune, neurotransmisor, respuesta al estrés, y todos ellos pueden verse afectados durante toda la vida.

¿Qué están haciendo los adultos que saben? Atienden especialmente las necesidades de los bebés durante los primeros 1000 días de vida. Esto es más fácil en lugares donde los gobiernos proporcionan y pagan la asistencia médica universal, como el Reino Unido.

Ya lo sabemos: los bebés necesitan cuidados parecidos a los que tienen dentro del útero durante 18 meses después de su nacimiento. Deben mantenerse tranquilos y reconfortados mientras que sus sistemas neurobiológicos están madurando sus funciones.

Después de los 18 meses, el desarrollo sensible de los niños dura aproximadamente hasta los 3 años (primeros mil días), aunque el cerebro seguirá creciendo significativamente hasta los 6 años aproximadamente. El nido evolutivo se va adaptando a las necesidades de los niños a medida que se desarrollan.

Cosas para recordar:

(1) Un bebé sigue siendo como un feto (en comparación con otros animales) hasta los 18 meses de edad, por lo que debemos proporcionar una experiencia de “útero externo”: calmado, reconfortante, físicamente presente.

(2) Un niño pequeño es un sistema dinámico cuya personalidad y salud se construyen socialmente por cuidadores, “ladrillo por ladrillo” o fase por fase, según las experiencias de los primeros años de vida.

(3) No deberíamos angustiar a los niños pequeños (especialmente de forma rutinaria, intensa o prolongada), especialmente en los primeros 3 años, sino apoyar suavemente el desarrollo de la autorregulación.

Comprender y practicar una buena atención temprana asegurará el desarrollo adecuado de todos los sistemas (neurobiológicos y sociales) y el florecimiento de una psique sana y única.

Fuente: The single most important thing to know about a baby

www.saludmentalperinatal.es

 

¿Por qué los niños ven la misma película una y otra vez?

Frozen, Ratatouille, Mi villano favorito, Buscando a Dori… Los niños ven la misma película una y otra vez sin cansarse y sin parpadear siquiera. Siempre es buen momento para pedirla y quedar ante la televisión como hipnotizados, extasiados de puro placer y divertimento. Los padres, agotados, les acompañan a menudo preguntándose qué hay tras esta desconcertante obsesión.

Los niños ven la misma película una y otra vez porque su cerebro así lo necesita

Sabemos que los niños de hoy en día tienen un contacto muy temprano con el mundo audiovisual. Las imágenes en movimiento, el color, la música y las voces son estímulos muy atractivas para el cerebro de los pequeños. Sin embargo, cuando los niños ven la misma película una y otra vez, hay algo más que mera atracción sensorial. 

Echemos por un momento la mirada atrás, hasta nuestra propia infancia.También nosotros teníamos nuestra película favorita, aún más, teníamos, cómo no, nuestro cuento favorito. Ese que siempre queríamos leer o que esperábamos que nuestra madre o nuestro padre nos explicara cada noche. Adorábamos a su vez que nuestros abuelos nos contaran esa historia o esa anécdota cada vez que íbamos a visitarlos. Nos encantaba gravitar alrededor de narraciones conocidas, previsibles, familiares…

La repetición como medio de aprendizaje

El cerebro infantil aprende y consolida la información a través de la repetición. Por ello, no es extraño que los niños vean la misma película una y otra vez, que nos pidan cantar siempre las misma canción o que quieran que les leamos los mismos libros. Así, estudios como el publicado en el 2011 en la Universidad de Sussex, Brighton nos demuestran que los pequeños integran esas historias como un patrón. Son cadenas de significado que ir descifrando cada vez mejor.

A medida que lo logran, mejoran su lenguaje, descubren nuevas palabras, comprenden mejor los argumentos, y desmenuzan cada vez más y más detalles, consiguiendo con ello una mayor satisfacción personal.

La repetición confiere comodidad y seguridad

Los niños necesitan hábitos, pautas, rutinas. De este modo no solo logran organizar mejor su mundo para descubrirlo, lo que consiguen también con un escenario pautado es sensación de seguridad. Por tanto, no debe sorprendernos que cuando los niños ven la misma película una y otra vez experimenten tanto placer y bienestar.

Saber lo que va a ocurrir en cada momento les permite validar sus expectativas, les refuerza y les relaja. No hay imprevistos que procesar en un segundo, no hay información contradictoria que les ponga en alerta. El tener ante ellos esa película conocida, ese cuento o ese libro tan leído o tan escuchado les ayuda obtener esa seguridad placentera y ante todo “controlable”.

Mejora el pensamiento lógico

El pensamiento lógico hace referencia a las relaciones que hacemos entre dos o más objetos. Es hacer comparaciones, inferir información, combinar y obtener una serie de conclusiones. Este importante proceso cognoscitivo del que nos habló Piaget en su momento es clave para el desarrollo intelectual de los niños.

De este modo, poder disponer de un marco como es una película con una historia determinada, les permitirá ir encontrando esas mismas relaciones,les ayudará a hallar esas relaciones causa-efecto, esos vínculos entre factores, entre estímulos, micro-historias, gestos, palabras…

Para concluir, aunque a nosotros como adultos estas experiencias repetitivas nos agoten y exasperen, nuestros pequeños las necesitan. Cuando los niños ven la misma película una y otra vez, maduran. No solo disfrutan, también crecen. Se sienten competentes al hacer predicciones, se deleitan ante esos estímulos familiares. Permitamos entonces que disfruten de sus producciones preferidas, ya llegará el momento en que solo ansíen experiencias nuevas fuera de aquello que quieren conocer mejor.

Fuente: Valeria Sabater, www.lamenteesmaravillosa.com

 

Baby Led Weaning: Los pediatras lo aconsejan: no le des solo puré a tu bebé de seis meses, atrévete con los trozos

Los expertos recomiendan ambas cosas para alimentar a tu hijo. Su aplicación incrementa la duración de la lactancia materna y fomenta señales de hambre y saciedad del niño

La Asociación Española de Pediatría (AEP), acaba de publicar una guía de recomendaciones para padres y familiares sobre la alimentación complementaria que han elaborado a partir de la evidencia científica al respecto. Dicha organización define la alimentación complementaria (AC) como «el proceso por el cual se ofrecen a los lactantes alimentos sólidos o líquidos distintos a la lactancia materna”. “Es un protocolo totalmente flexible, una guía que pretende resolver las dudas de los padres acerca de los métodos AC que existen. No se dogmatiza sobre ninguna”, explica por teléfono el doctor José Manuel Moreno, coordinador del Comité de Nutrición de la AEP.

Eso sí, la recomendación general es que la introducción de alimentos se haga a partir de los seis meses; antes, se desaconseja para los bebés nada que no sea la lactancia materna. Lo más novedoso de estos consejos es la parte del Baby Led Weaning (BLW), un método a través del cual el bebé participa activamente en su alimentación y su abordaje como parte de la comida en familia. “Se trata de una técnica cada vez más utilizada. Los padres deciden la alimentación que dan al bebé, permitiéndole escoger por sí mismo la comida y la cantidad que desean. Hay que recalcar que este método no aporta más beneficios nutricionales que otros. La filosofía que debe estar detrás de cómo ofrecer los alimentos a los lactantes es la alimentación perceptiva, que interpreta las claves que los bebés transmiten a la hora de comer y que hace que la alimentación se adecue de forma individualizada a cada uno de ellos”.

Las cinco claves generales de este tipo de AC son:

  1. Se adapta la alimentación a cada niño: a su ritmo, a su desarrollo.
  2. Respeta la cultura de la familia -por ejemplo, si son veganos, vegetarianos, etc.- “siempre y cuando la alimentación sea equilibrada”. La AC se asegura de que se le está ofreciendo al niño la misma alimentación que al resto, aunque siempre en trozos pequeños y blandos.
  3. La participación en las comidas de toda la familia. El niño se sienta a la mesa.
  4. El bebé se alimenta por sí solo desde el principio, empezando con las manos y siguiendo por los cubiertos. Aprende síntomas fisiológicos relacionados con la comida como la saciedad o el hambre.
  5. Desarrolla habilidades motoras como la masticación.

Uno de las preocupaciones sobre el BLW de los padres son los posibles atragantamientos. “Lo fundamental es que cuando se aplique haya siempre un adulto presente y que los alimentos tengan la textura sugerida para cada edad”, explica. Por ejemplo, en el recuadro informativo que adjuntan a la guía no se recomienda que los niños menores de tres años tomen frutas y verduras duras como la zanahoria. “Se debe sobre todo a que estos alimentos no se disuelven fácilmente por la saliva, por lo que hay riesgo de que queden trozos en la boca. Aunque cada niño es diferente, y los padres conocen lo que puede o no tomar su hijo”.

El mejor método de alimentación complementaria

Algunos padres optan por lo que se conoce como Baby Led Introduction of Solids (BLISS) y que se refiere a que “por un BLW mixto mediante el que se permite que el bebé experimente por sí mismo con la comida, pero a la vez se le da algún puré o papilla en alguna de las comidas”, añade el experto. La guía menciona algunas ventajas de su aplicación como el incremento de la duración de la lactancia materna o el fomento de la alimentación perceptiva, basada en señales de hambre y saciedad del niño.

“Quiero recalcar que durante el primer año”, continúa Moreno, “la leche materna debe ser el alimento principal. Y que el Baby Led Weaning solo es una forma de comenzar a introducir alimentos sólidos”. Según se cita en las recomendaciones, existe evidencia de que aquellos padres que comienzan con alimentos triturados sobre los cuatro meses, “puede provocar cierto riesgo a que esos pequeños abandonen la lactancia materna”, argumenta el experto. Lo mejor, para introducir poco a poco los alimentos sólidos, según recomiendan, son los seis meses, en este dato el consenso es total.

Autora: Carolina García. www.elpais.com

La evolución del lactante amamantado

En todo el mundo hay bebés con distintos pesos y medidas y la gran mayoría de ellos son bebés sanos y saludables, la variedad de peso y talla de los niños sólo muestra la diversidad dentro de la raza humana. Dicho eso, recordar que los bebés amamantados deben ir aumentando de peso y talla progresivamente y acorde a su edad.

En términos generales podemos afirmar que los bebés nacen con un peso determinado, de ese peso suelen perder entre el 7% y el 10% durante los primeros días de vida. A partir del quinto día de vida deberían empezar a recuperar el peso para recuperarlo totalmente alrededor de los 15 días posteriores al nacimiento.

Esta evolución es la que se produce en bebés sanos nacidos en la mayoría de hospitales del primer mundo a principios del siglo XXI, con una calidad asistencial evaluada, por lo que se refiere a la atención fisiológica al parto y la lactancia materna, más bien baja, según los estándares de OMS/UNICEF.

Se sabe que si se mejora la calidad asistencial al parto y la lactancia materna las pérdidas de peso son inferiores, pero desgraciadamente esto solo se produce  todavía en un pequeño grupo de hospitales de todo el mundo. El Proyecto IHAN (Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la lactancia) nació en 1992 impulsado precisamente por OMS/UNICEF para mejorar la calidad asistencial en hospitales y maternidades.

Las ganancias de peso aproximadas de los bebés son:

0-6 semanas: 20 g/día
Menos de 4 meses: 100-200 g/semana
4-6 meses: 80-150 g/semana
6-12 meses: 40-80 g/semana

El crecimiento de un niño debe ser controlado por el pediatra en la consulta una vez al mes o cuando sea necesario. Pesarlo con más frecuencia en casa o en la farmacia puede conducir a errores en el manejo de la lactancia materna.

¿Qué son los percentiles?

Los percentiles son tablas donde se representa el crecimiento normal de los lactantes sanos. Existen 5 curvas ascendentes marcadas sobre una tabla que corresponden a los percentiles: 3, 15, 50, 85 y 97. Estas curvas no son más que la representación de la normalidad en cuanto al peso y la talla de los niños, por tanto tan normal es que un niño sano esté en el percentil 3 como en el 90. Tan sano está el bebé que se sitúa en un percentil 15 como el que se sitúa en 97. Los adultos también somos diferentes y tenemos complexiones físicas diferentes, porque todos tenemos un padre y una madre y una genética diferente.

Hace unos años los percentiles que utilizaban la mayoría de pediatras eran unos antiguos percentiles elaborados con una muestra relativamente pequeña de niños americanos que tomaban biberón y a los que se introducía la alimentación complementaria a los pocos meses de vida debido a las carencias nutricionales que presentaban por tomar una leche deficiente.

En 2006 la OMS presentó sus propios patrones de crecimiento infantil, elaborados con una gran muestra de bebés amamantados. Ciertamente los percentiles de la OMS no difieren demasiado de los antiguos pero sí son mucho más correctos en cuanto a su elaboración. Han sido hechos con niños alimentados con leche materna de 6 países diferentes.

Los percentiles que vemos representados en el papel (las curvas) no son realmente la representación exacta del crecimiento real de los niños. Los bebés no crecen dibujando este arco tan regular y tan perfecto. Los arcos no son más que el resultado de pulir los datos y hacer las líneas más simples y más bonitas. Realmente los percentiles son peldaños irregulares que es justo lo que los bebés suelen hacer durante su crecimiento, no seguir la curva y fluctuar dentro de distintos percentiles. Por tanto una bajada o un aumento paulatino en los percentiles es algo absolutamente normal en la mayoría de ocasiones.

También es importante entender que no tiene nada que ver el percentil con el que se nace con la evolución de peso posterior que realizará el niño. Muchos bebés nacen con un peso considerable pero pasados unos meses lo normalizan y bajan de percentil.

Importante: no sólo hay valorar el percentil de peso, hay que valorar también el de altura y ver que estén en consonancia.

Si un niño se mueve en percentiles bajos en ambas tablas seguramente es porque es un niño sano y normal pero de medida pequeña. Hay un 3% de niños sanos por debajo del percentil 3. Si los percentiles son muy discordantes entre peso y talla sería necesario revisar al bebé.

Los percentiles no son más que una manera de valorar el desarrollo normal de talla y peso de los bebés, no deberían ser un examen mensual ni una competición para llegar al percentil más alto.

Del mismo modo bajo ningún concepto todos los bebés deben estar en “la media”. Por su propia definición debe haber tantos bebés por debajo de la media como los hay por encima de ella. Y todos serán igualmente bebés sanos.

Si se quieren ver o descargar, en la web de la OMS están todas las tablas de peso, talla y muchas otras. Eso sí, hay que seleccionar la que corresponda, según sea niño o niña, ya que no crecen igual.

Artículo redactado por Alba Padró. Asesora de Lactancia de ALBA. IBCLC.
Revisado por Eulàlia Torras. Asesora de Lactancia de ALBA.

 

Cuidados importantes que debes de tener con tu bebé recién nacido

Desde el momento en que nace un bebé debes de tener en cuenta su cuidado y sobre todo las partes que pueden llegar a infectarse tales como el cordón umbilical o zonas que si se llenan de algún líquido como es la zona de la pelvis o la zona interna de los oídos tienes que tener extremo cuidado.

Cura del cordón

Este se seca y se cae con el tiempo pero sin embargo hay que limpiarlo mientras sucede esto, esto se puede lavar con cuidado las zonas de los alrededores (recomendado solo con agua y jabón) o en algunos casos recomiendan limpiarlo con alcohol para que no se infecte.

No importa cuál apliques o si no quieres limpiarlo porque puedes hacer cualquiera de las anteriores según estudios realizados en casi nueve mil bebés es totalmente igual como se termina de curar el ombligo, mientras que no sea con el povidine todas son viables, pero si crees que se puede infectar aplica lo anteriormente mencionado.

La ropa de los primeros días

En los primeros días solo debes de abrigarlo dependiendo del clima no pasarse de ropa pero tampoco como si fuese una persona adulta, debe ser algo entre muy abrigado y abrigado como nosotros, después de los primeros días puedes colocarlo con un poco más de ropa que tú ya que no sienten la temperatura igual que nosotros.

Por otro lado ellos no tendrán la cantidad suficiente de grasa para poder aguantar el frío así que lo bueno será abrigarlo lo suficiente durante las temperaturas gélidas y pues en la temperatura natural con una manta basta si se está cerca de los veintisiete grados hacia arriba.

Al bañarlo

Aunque puede ser bueno para matar las bacterias y en algunos casos tranquilizar al bebé puede perjudicarlo ya que les reseca la piel, elimina tanto las bacterias que contiene en la piel que son naturales como las dañinas por esta razón se va reseca la piel, causando si se deja muchas infecciones cutáneas, lo recomendado es bañarlo por lo menos cada dos días o tres.

Debes de hacerlo con un jabón especial que no reseque tanto la piel, que el agua esté a buena temperatura sin estar muy fría o caliente, y todo preparado para secarlo después, si vives en una zona con varios climas distintos es lo más importante para que no se resfríe si está el clima frío o cosas por el estilo.

Orejas, ojos y nariz

A estas no hay ni que tocarlas pero puede que en algún momento veas algo extraño en estas zonas, con demasiadas lagañas algo que puede suceder debes de echarle algún suero o gotas para los ojitos y limpiar con una gasa estéril desde adentro hacia afuera, una gasa por cada ojo.

En el caso de la cera solo debemos limpiar los alrededores del oído sin meter el hisopo en el orificio, mejor si es con un algodón en vez de hisopos, que no toque la zona del orificio porque puede causarle fastidio y perjudicarle el oído que todavía se está desarrollando.

Por último la nariz es recomendada usar un suero fisiológico siendo por gotas para no hacerlo de forma muy brusca, los vas a echar a través de los orificios nasales para que el moco se diluya y salga con facilidad o que se lo trague para que lo regurgite luego.

Acariciar a un bebé antes de una prueba médica ayuda a reducir el dolor

Tocarlo suavemente a una determinada velocidad activa un tipo de neuronas sensoriales

Acariciar a un bebé antes de realizarle una prueba médica reduce eldolor. Tocar con suavidad al pequeño a unos tres centímetros por segundo, la velocidad instintiva de las caricias que los padres dan a sus hijos, proporciona alivio y reduce el malestar ante experiencias dolorosas, según un estudio publicado en Current Biology.

Un equipo de investigadores, liderados por Rebeccah Slater, catedrática de pediatría de la Universidad de Oxford, han medido la respuesta al dolor de recién nacidos a los que había que hacer un análisis de sangre. Observaban su comportamiento y también registraban su actividad cerebral mediante un electroencefalograma. En el estudio, a la mitad de los bebés un científico del equipo pasaba con cuidado un cepillo muy suave por la piel de los pequeños justo antes de que les realizaran el test de sangre.

En un trabajo anterior de este mismo grupo de investigadores, ya habían demostrado que el bebé experimenta dolor justo después de la prueba médica usando también electroencefalograma. Ahora han visto que el patrón de actividad neuronal que se activa relacionado con el dolor se puede disminuir mediante una intervención tan sencilla como que el recién nacido reciba caricias suaves a una velocidad concreta de tres centímetros por segundo.

“El contacto parece tener un potencial como analgésico, aunque sin el riesgo de los efectos secundarios [de los medicamentos]”

Se trata de la velocidad necesaria para activar un tipo de neuronas sensoriales en la piel llamadas C-táctil, de las que ya se ha demostrado con anterioridad que reducen el dolor en adultos. Hasta el momento se desconocía si esas células nerviosas también se activaban en recién nacidos o esa respuesta requería un tiempo para desarrollarse.

“Los padres de forma intuitiva ya acarician al bebé a esta velocidad óptima”, afirma en un comunicado Rebeccah Slater, autora sénior del trabajo y catedrática de ciencias pediátricas en la Universidad de Oxford. “Si podemos comprender mejor de qué forma están sustentandas biológicamente técnicas como el masaje infantil, podemos mejorar el consejo que damos a los padres sobre cómo reconfortar a sus bebés”.

Según estos investigadores, los resultados de su estudio podrían ser muy útiles clínicamente para ayudar a reducir el malestar de los pequeños. Y también, aseguran, refuerzan otras intervenciones basadas en el contacto, como el masaje de los bebés o el piel con piel, la práctica de coger a los recién nacidos y colocarlos sobre el pecho de sus padres, en piel con piel, para fomentar el vínculo entre ambos, pero también para reducir el dolor, ayudarlos a regular mejor la temperatura, y tranquilizarlos.

“El contacto parece tener un potencial como analgésico, aunque sin el riesgo de los efectos secundarios [de los medicamentos]”, afirma Slater.

 

Por qué el embarazo se cuenta en semanas

Además de contar el embarazo en meses, también es muy común que se cuente en semanas, lo cual puede ser realmente complicado para algunos. Esto ha generado mucha confusión ya que muchos no tienen una idea clara de cómo se debe ir contando el tiempo en el embarazo ni bajo qué parámetros se hace este conteo. Incluso las madres, que son quienes lo viven en primera persona y de forma más intensa, muchas veces no saben ni comprenden el propósito de un conteo en semanas.

Las mismas mujeres no van midiendo el desarrollo de su embarazo en meses, sino en semanas. Lo cierto es que, antes de llegar al embarazo, muchas mujeres no sabrían explicar el porqué de este uso del tiempo sin haberlo experimentado primero. La razones por las que muchas mujeres y profesionales de la salud han decidido medir el desarrollo de la gestación se semanas y no de otra forma sin muy diversas y vamos a explicar algunas de ellas a continuación.

La relación del conteo en semanas y el desarrollo del bebé

Una de las posibles razones por las que algunas embarazadas y doctores se basan en el conteo por semanas es porque, de este modo, es mucho más sencillo saber cómo está desarrollándose el bebé, de qué forma está llevándose a cabo su crecimiento y a qué velocidad lo hace. Es cierto que, en muchas ocasiones, no se tiene la certeza real de cuándo se ha ovulado ni en qué momento se ha llevado a cabo la concepción, por lo cual, no siempre es fácil hacer un cálculo del tiempo del embarazo desde que este inició.

Es por esta imposibilidad de calcular el embarazo tomando en cuenta su inicio que muchos doctores han optado por hacer los cálculos en base a la última menstruación de la madre. Esta práctica se ha generalizado y estas fechas son las que han determinado cuándo se ha producido el embarazo según la opinión de los especialistas. El problema con esto es que la madre está obligada a recordar lo mejor que pueda cuándo fue la última vez que menstruó porque es así como se dictamina cuando se va a producir el nacimiento.

Si tomamos en consideración que el ciclo menstrual en una mujer suele durar unos 28 días y que el proceso de ovulación se produce unos 14 días antes de que vuelva a generarse el próximo ciclo, es posible realizar el cálculo cuando la mujer tiene un mes y medio de haber quedado embarazada. Lo que se está queriendo decir es que la concepción se dio hace cuatro semanas y no seis. Si nos basamos en todo esto, entonces el embarazo como tal solo tiene una duración de 38 semanas y no 40 como siempre hemos pensado.

Conclusión

Para concluir, podemos afirmar que no se puede dictaminar de forma veraz el momento exacto en el que una mujer ha quedado embarazada, y mucho menos aún si esta tiene pareja estable. Es por esta razón que siempre la mejor alternativa será basarse en la medida estándar que es la que se calculará desde la última menstruación.

 

Amamantar más podría salvar 800.000 vidas al año

Recibir los beneficios de la leche materna evita episodios de muertes súbitas, diarrea e infecciones respiratorias. Además, ayuda a reducir los riesgos de cáncer de mama y de ovarios en las madres.

Amamantar salva vidas. Si se incrementara la lactancia materna se podrían salvar 800.000 vidas al año en el mundo, equivalente al 13% de las muertes de chicos con menos de 2 años. Además, podrían prevenirse hasta 20.000 fallecimientos por cáncer de mama cada año en el mundo.

Así lo indica un estudio, publicado por la revista británica The Lancet, que advierte que alrededor del mundo millones de bebés no reciben los beneficios saludables del amamantamiento.

En los países con ingresos elevados, 1 de cada 5 chicos son amamantados hasta los 12 meses, mientras que, de países con ingresos medios y bajos, solo 1 de cada 3 se alimentan de leche materna durante los primeros 6 meses de vida.

«Amamantar no solo tiene múltiples beneficios para la salud, sino también efectos dramáticos en la esperanza de vida

El estudio de datos extraídos de 28 análisis y meta-análisis sistemáticos indica que, por ejemplo, en los países con altos ingresos la lactancia disminuye el riesgo de muerte súbita del lactante en más de un tercio de los casos, mientras que en los países con ingresos bajos se podrían evitar la mitad de los episodios de diarrea y un tercio de las infecciones respiratorias.

«La lactancia materna también incrementa la inteligencia y puede proteger a los niños contra la obesidad y la diabetes en el futuro«

Pero amamantar también es una medida preventiva para la salud de las madres dado que ayuda a reducir los riesgos de cáncer de mama y de ovarios en estas mujeres. Sin embargo, se ha subestimado como una necesidad crucial para la salud de la población, recalcan los autores de la investigación.

Razones económicas 

Por otro lado, existen razones económicas para invertir en la promoción del amamantamiento, ya que las pérdidas económicas globales por el desconocimiento de los beneficios de esta práctica sumaron 302.000 millones de dólares en 2012, un 0,49 % del ingreso bruto interno mundial. En países con ingresos por encima de la media estas pérdidas llegaron a los 231.400 millones de dólares, lo que equivale a un 0,53 % de los PBI.

Los autores reclaman la necesidad de un compromiso político fuerte y de una inversión financiera para proteger, promover y apoyar la lactancia en todos los niveles (familia, comunidad, trabajo y gobierno).

Los expertos calculan que promover el amamantamiento para bebés con menos de 6 meses al 90% en Estados Unidos, China y Brasil, y al 45% en el Reino Unido, reduciría los costes destinados al tratamiento de enfermedades infantiles comunes, como neumonía, diarrea y asma. El sistema sanitario ahorraría al menos 2.450 millones de dólares en Estados Unidos, 29.500 millones de dólares en el Reino Unido, 223.600 millones de dólares en China y 6.000 millones de dólares en Brasil.

«Nuestro trabajo claramente muestra que amamantar salva vidas y ahorra dinero a los países, ricos y pobres por igual. Por lo tanto, la importancia de abordar el problema a nivel global es mayor que nunca», destacó el autor del informe Cesar Victora, de la Universidad Federal de Pelotas en Brasil. A su vez, piden que se regule la industria de los sustitutos de la leche materna, que debilita la práctica del amamantamiento como la mejor vía de alimentación durante la infancia.

Fuente: www.tn.com.ar/salud/pediatria

Un niño necesita dormir cerca de su mamá hasta los 3 años

Tres años, sí, tres años son los que tu hijo debería dormir contigo para sentirse protegido y estrechar vínculos con ustedes, sus padres; así como para obtener diferentes beneficios físicos y emocionales.

Una investigación realizada por el pediatra Nils Bergman, pediatra de la Universidad de Ciudad del Cabo en Sudáfrica, destaca que es momento de hacer a un lado esas recomendaciones de acostarlo a los pocos meses en su propio cuarto “para que se acostumbre”.

El especialista asegura que cuando el niño duerme en la misma habitación que su mamá descansa más y tiene un mejor vínculo con ella que aquel que duerme solo en su habitación.

Incluso, revela que el corazón de los niños registra un menor nivel de estrés. Durante la investigación se destaca que los  corazones de los bebés sufrían hasta tres veces más estrés cuando dormían lejos de mamá.

Además, los bebés que duermen en cunas tienen una mayor interrupción en sus ciclos de sueño, es decir, se despiertan más por las noches, que aquellos que duermen en el mismo cuarto que sus papás.

Los pequeños que duermen bien tienen un mejor desarrollo físico, mental y emocional; descansan mejor, están más relajados, son más resilientes, tienen una mayor autoestima, y contrario a lo que pareciera, son más independientes y tienen una mejor reacción ante situaciones donde deben tomar decisiones importantes.

De hecho, llegará un momento en el que él mismo te pida dormir solo, porque tendrá esa seguridad y confianza de hacerlo, así que olvídate de esas frases como: “tu bebé se acostumbrará y querrá dormir contigo siempre”, “te costará más trabajo pasarlo a su cuarto cuando sea más grande”.

¿Qué pasa con la muerte súbita?

Es cierto que diversos especialistas aseguran que al dormir con los papás aumenta el riesgo de muerte súbita; sin embargo, el doctor Bergman detalla que la muerte súbita u otras lesiones no son causadas por estar cerca de la mamá o papá.

«Cuando los bebés sufren muertes súbitas, no es porque su madre esté presente, es por el contacto con otras cosas como humos tóxicos, cigarrillos, alcohol, almohadas grandes y juguetes peligrosos».

Por eso, es importante contar con cuidados que eviten este tipo de situaciones como mantener libre de objetos el lugar donde duerme el bebé. Además, dormir contigo no significa que duerman en la misma cama, sino en el mismo cuarto.

Fuente: Biological Psychiatry Journal