El pañal se deja, no se quita

El peor enemigo de la crianza son las prisas. Siempre lo digo. Y en cuanto al control de esfínteres las prisas de los padres hacen mucho daño. El pañal no se quita, el pañal se deja.  El niño debe ser el protagonista de este proceso. SU PROCESO. Es un proceso natural, que depende del desarrollo evolutivo del niño. Una madurez neurológica y afectiva.
Nuestra misión como padres es estar atentos a la señales del niño para facilitarle en lo posible el proceso una vez se haya iniciado.
Es el niño el que debe ir dejando el pañal poco a poco, con nuestro aliento y acompañamiento, en un buen ambiente preparado que le haga sentir capaz, útil y seguro de sí mismo.

¿ CÓMO ACOMPAÑAR AL NIÑO EN EL PROCESO DE DEJAR EL PAÑAL DESDE EL RESPETO?
1- Empezar con los cambios de pañal en vertical a partir de que el niño camina.
2-Establecer los cambios de pañal en el baño. Un lugar apropiado que le permite intimidad y que irá relacionando con el pipí y la caca.
3- Esperar con paciencia a que el niño se suba y baje el pantalón. Facilitarle una toallita húmeda para que pueda empezar a limpiarse en la medida de sus posibilidades.
4-Seguir esperando. Los cambios van a ser mucho más largos en tiempo. Puedes poner una pequeña banqueta en el baño que te permita esperar mientras estás a su altura.
5- A los primeros signos de madurez del niño: Invitarle en los cambios de pañal a sentarse en el orinal para ver si sale pipí o caca.
6- Establecer rutinas en casa. Cuando el niño comienza a hacer pipí o caca en alguna ocasión en el orinal podemos establecer una rutina diaria donde invitemos y recordemos al niño ir al baño en algunos momentos del día (si somos conscientes de los mejores momentos para él mejor que mejor).
7-Preparar un ambiente tranquilo y adaptado a él en el baño que le permita hacer las cosas por sí mismo. Una cesta con sus pañales, orinal u inodoro adaptado, toallitas a su alcance, cuentos sobre control de esfínteres visibles, ropa de cambio, una banqueta para nosotros.
8- La ropa deberá permitirle autonomía, él mismo debe poder quitársela o ponérsela. Lo mismo con el pañal: Si es tipo bombachita mejor para que sea más sencillo.
¿Y NUESTRA ACTITUD?
Nosotros no quitamos el pañal. Es el niño el que va a ir dejándolo poco a poco. Cada niño sigue un ritmo y el control de esfínteres no es indicativo del nivel de inteligencia del niño. Facilitaremos el proceso si lo tomamos como lo que es. Un proceso madurativo natural e individual de cada niño.

1- No premiamos, no nos enojamos.
2- No obligamos a permanecer sentado en contra de su voluntad.
3- No nos burlamos.
4- No le llamamos cochino, asqueroso… (Ni en broma).
5- No hablamos sobre sus escapes con otras mamás/papás/vecinos para comparar.
6- Alentamos enfocándonos en sus logros. Le recordamos sus progresos. Nos fijamos en lo conseguido, no en lo que está por conseguir.

LAS SEÑALES QUE NOS INDICAN QUE EMPIEZA EL PROCESO
1-Rechaza los cambios de pañal
2- Se da cuenta de que acaba de hacerse pipí o caca y lo dice.
3-Intenta quitarse el pañal.
4-Amanece seco por las mañanas (pañal nocturno).
5-Se mantiene seco el pañal por más tiempo (3 a 4 horas).
6-Comienza a avisar antes de hacerse pis o caca.
7-Tiene buen equilibrio para caminar, incluso correr.
8-Se interesa cuando otros van al baño e imita.
9-Entiende ordenes sencillas
10-Comienza a interesarse por el orden. (Lleva la bombachita a la lavadora, pañal a la basura).
11-Pronuncia las palabras pipí o caca frecuentemente durante el día.
El pañal no se quita. El control de esfínteres no es una operación de 7 días de duración. El control de esfínteres no tiene que ver con el verano, no se quita cuando nosotros lo estimamos conveniente.
El control de esfínteres es un proceso madurativo propio e individual de cada niño, en unos será más rápido y en otros más lento. Nosotros sólo debemos seguir al niño, observando las señales, y facilitarle un entorno físico y emocional que le permita vivir SU PROCESO de una forma natural, sintiéndose arropado y alentado por nosotros, que estaremos acompañando sus avances y sus retrocesos con paciencia, con respeto, con amor y sobre todo con mucha empatía.NO vivas este proceso como una operación. Vívelo con cariño y alegría. Es un salto más en la evolución del niño, es un peldaño más en la conquista de su independencia. Muéstrale todo tu amor acompañándole en el camino y alentándole para recorrerlo.

Fuente: www.pequefelicidad.com

Qué comer y beber en Navidad si estás dando el pecho a tu bebé

La Navidad es un período del año que se caracteriza por los encuentros familiares y la celebración de comidas y cenas sin cesar. Tantos festejos alrededor de la mesa pueden suponer un inconveniente durante el embarazo, pero también si das el pecho al bebé. Circulan muchos mitos sobre alimentación durante la lactancia, así que vamos a dejarlos de lado y ver qué es exactamente lo que puedes comer y beber y lo que debes evitar durante estos días de fiestas y celebraciones.

Pautas sobre alimentación durante la lactancia

1. No hay alimentos prohibidos

Aunque es verdad que ciertos alimentos pueden modificar levemente el sabor de la leche materna, como el ajo o los picantes, no existen alimentos prohibidos. Lo explica Padró: «Todos los alimentos modifican el sabor de la leche materna, pero no pasa nada. Es bueno que el bebé se vaya acostumbrando a los distintos sabores, le vendrá bien cuando deje la lactancia en exclusiva y empiece a tomar otros alimentos».

2. Apostar por una dieta saludable

La regla que se debe seguir durante las fiestas navideñas es la misma que prevalece todo el año: se debe comer saludable, pero sin obsesionarse por ello. Ello implica consumir frutas, verduras y legumbres, evitando alimentos precocinados. Sin embargo, es importante saber que la dieta que se sigue en Navidad no modifica la calidad de la leche. Lo explica la doctora Benassi: «Sabemos que en casos de madres con desnutrición o, más frecuente en nuestro medio, la hiponutrición como en pacientes con trastornos alimentarios, la lactancia materna mantiene su calidad nutritiva para el lactante«.

3. El alcohol, mejor evitarlo

Es una de las grandes dudas de las mamás lactantes, pero los médicos aconsejan evitarlo. «La respuesta sencilla es que no es bueno para nadie, ni cuando la persona amamanta ni cuando no lo hace; así que si se puede evitar tomar alcohol, mejor«, explica Padró. Sí que se puede, en cambio, beber ocasionalmente una copa de vino o una cerveza. Pero en este caso también es necesario tomar medidas de precaución: «Es recomendable esperar unas horas para amamantar al bebé. Esto es muy complicado de generalizar porque el tiempo necesario para eliminar alcohol de la leche y de la sangre depende del peso de la madre y de la cantidad de alcohol ingerido. Por tanto, durante la lactancia es recomendable no consumir alcohol», afirma la doctora Benassi.

4. Las gaseosas, con moderación

Sí es posible consumir otras bebidas, como gaseosas, durante el período de lactancia, pero es aconsejable, según los expertos, hacerlo con moderación por el alto contenido en azúcar de estas bebidas. También el café debe consumirse con moderación. «La cafeína es un estimulante claro y puede irritar y desvelar al lactante. Si este es el caso, cada madre ha de observar y, si es necesario, disminuir su consumo», concluye la doctora Benassi en el suplemento Bueno Vida.

 

La necesidad de exterogestación y su relación con la inteligencia humana

Por Darcia Narvaez, PhD. Universidad de Notre Dame (Indiana, USA)

Ser la especie más inteligente no nos hace más independientes.  Al contrario, en la especie humana la mayor parte del desarrollo cerebral acontece fuera del útero, ya que de otro modo el nacimiento sería inviable. Esto hace que el bebé necesite unas condiciones muy parecidas al útero para terminar de desarrollarse.

La característica más significativa de un bebé debería influir en cómo le tratamos.

Un bebé no está preparado para salir al mundo en el momento del nacimiento, ni siquiera a término completo (alrededor de 40 semanas, aunque puede variar de unos a otros en unos 50 días). Un bebé humano no se parece a un recién nacido de otros animales, no tiene huesos resistentes ni capacidad para el autoabastecimiento, ¡hasta los 18 meses de edad!   Es decir, para parecerse a un recién nacido de otros animales, los bebés deberían estar en el útero otros 18 meses. Sí, es una sorpresa (no se lo digas a mamá). Pero esto es lo que hemos observado al comparar el curso evolutivo de los humanos con otros mamíferos.

¿Qué significan 18 meses “de antelación” para el cuidado del bebé? Podemos imaginar que este simple hallazgo conlleva múltiples consecuencias.

Durante esos primeros 18 meses, los bebés esperan “un útero externo” (exterogestación), que es lo que ofrecen los componentes del nido del desarrollo (evolved nest). Los bebés no pueden autorregularse y necesitan que los cuidadores capaciten sus sistemas para que lo hagan (por ejemplo, calmándolos rápidamente para que los sistemas aprendan a hacer de eso la “norma”). Los adultos deben mantenerlos en un estado óptimo para que los sistemas continúen creciendo y desarrollándose normalmente. Estresar a los bebés significa que las energías se enfocarán a la supervivencia (más adelante).

Los huesos de la cabeza de un bebé no se fusionan hasta alrededor de los 18 meses para permitir el gran crecimiento cerebral, lo cual se produce a partir de los componentes de cuidado del nido de desarrollo de calmar, muchas caricias, estar en brazos, lactancia materna.

Sin embargo, la mayoría de los adultos en nuestro país parece no estar al tanto de las necesidades de los bebés, comenzando con muchos profesionales médicos que tratan a los bebés con rudeza, como si ellos no fuesen a registrar estas experiencias en sus sistemas del cuerpo y del cerebro. ¿Qué deberían saber los profesionales y todos nosotros? Estresar a los bebés dañará sus sistemas inmaduros que aún están en desarrollo: neuroendocrino, inmune, neurotransmisor, respuesta al estrés, y todos ellos pueden verse afectados durante toda la vida.

¿Qué están haciendo los adultos que saben? Atienden especialmente las necesidades de los bebés durante los primeros 1000 días de vida. Esto es más fácil en lugares donde los gobiernos proporcionan y pagan la asistencia médica universal, como el Reino Unido.

Ya lo sabemos: los bebés necesitan cuidados parecidos a los que tienen dentro del útero durante 18 meses después de su nacimiento. Deben mantenerse tranquilos y reconfortados mientras que sus sistemas neurobiológicos están madurando sus funciones.

Después de los 18 meses, el desarrollo sensible de los niños dura aproximadamente hasta los 3 años (primeros mil días), aunque el cerebro seguirá creciendo significativamente hasta los 6 años aproximadamente. El nido de desarrollo se va adaptando a las necesidades de los niños a medida que se desarrollan.

Cosas para recordar:

(1) Un bebé sigue siendo como un feto (en comparación con otros animales) hasta los 18 meses de edad, por lo que debemos proporcionar una experiencia de “útero externo”: calmado, reconfortante, físicamente presente.

(2) Un niño pequeño es un sistema dinámico cuya personalidad y salud se construyen socialmente por cuidadores, “ladrillo por ladrillo” o fase por fase, según las experiencias de los primeros años de vida.

(3) No deberíamos angustiar a los niños pequeños (especialmente de forma rutinaria, intensa o prolongada), especialmente en los primeros 3 años, sino apoyar suavemente el desarrollo de la autorregulación.

Comprender y practicar una buena atención temprana asegurará el desarrollo adecuado de todos los sistemas (neurobiológicos y sociales) y el florecimiento de una psique sana y única.

 

Hay que amamantar durante la noche

Las hormonas de la lactancia facilitan el sueño de la madre. Además, la leche materna tiene un aminoácido que favorece el sueño del bebé cuya concentración es mayor por la noche

La propia naturaleza sabe que no es necesario producir leche hasta que el bebé nazca, así que al desprenderse la placenta, se producen una serie de hormonas encargadas de desencadenar la producción láctea.

Las principales hormonas responsables de la lactancia son la prolactina y la oxitocina. La prolactina es la encargada de producir leche y la oxitocina desencadena la eyección (salida) de la leche. A más cantidad de prolactina más leche se produce.

¿Qué debe de hacer una madre para tener más cantidad de prolactina? Muy fácil, tener lo máximo posible el bebé al pecho y evitar que la perturben obstaculizando la lactancia diciéndole cosas como «¡Otra vez le estás dando teta!»

Es precisamente lo que necesita, darle pecho y cuanto más mejor. De este modo, los picos de prolactina (la hormona que produce la leche) se mantendrán altos, y esto beneficia al establecimiento de la lactancia.

Por eso, no debemos continuar avivando creencias tan extendidas y sin fundamento como aquellas que afirman que hay que dejar pasar un tiempo entre toma y toma para que los pechos se llenen. Si haces caso de ellas, solo conseguirás que cada vez tus pechos estén más vacíos.

O las recomendaciones de los entendidos de a pie de no dar el pecho durante la noche para que la madre descanse. La madre descansará por la noche y se estresará por el día al ver que cada vez tiene menos leche, puesto que esta práctica repercute negativamente en la lactancia. Durante la noche los picos de prolactina son más altos.

Por lo tanto, si hacemos caso de estas recomendaciones además de preocupar a la madre, fastidiamos al bebé, que al dejar de hacer las tomas nocturnas obtendrá menos leche y con más esfuerzo. También las hormonas de la lactancia facilitan el sueño de la madre, que duerme menos al despertarse para lactar, pero la calidad del mismo es mejor, descansa más.

A su vez la leche materna contiene un aminoácido (triptófano) que favorece el sueño del bebé. Además, la concentración en leche materna de triptófano es mayor durante la noche.

Ante el desconocimiento es preferible estar callados porque generar dudas en la madre sobre «si tiene suficiente leche» o si esta «es buena o no», provoca desconfianza, estrés, miedo, y el organismo ante estas situaciones de alarma responde segregando hormonas (adrenalina, cortisol) que inhibirán a las responsables de la lactancia. El resultado es que, disminuyen su producción o hace que la leche no salga.

Para garantizar una lactancia materna exitosa se necesita una frecuencia adecuada de tetadas (entre diez y doce en 24 horas).

Para conseguirlo, hay que proporcionar a la madre y al bebé un ambiente tranquilo y no tratar de dar consejos a quien en esos momentos no lo necesita.

Así mismo, facilitar no separar al bebé de su madre favorece que pueda alimentarlo inmediatamente después del parto a libre demanda. De este modo, la madre va a tener un mayor volumen de leche a las 24 -48 horas después del parto, cuestión fundamental para tener un buen inicio de la lactancia, ya que en esos primeros días se generan en la madre tantas dudas y/o problemas.

Los hospitales y centros de salud deberían estar dotados de personal especializado en lactancia materna para que la madre que tenga algún problema disponga de la ayuda de personal cualificado que pueda asistir a la madre que desea amamantar. De esta manera se evitaría que un alto porcentaje de inicios de lactancias se vean malogradas.

 

Marihuana: Riesgo MUY ALTO para la lactancia

Contraindicado. Se recomiendo el cese de la lactancia.

Su metabolito, el Delta-9-TetraHidroCanabinol (THC) es liposoluble, se acumula en tejido graso y alcanza en la leche materna hasta 8 veces la concentración plasmática.

Se ha demostrado hipotonía, succión pobre, sedación y retraso psicomotor al año de edad en lactantes expuestos a cannabis a través de la leche materna.

En la orina de estos lactantes se detecta THC hasta tres semanas después de la exposición.

La media de perímetro cefálico acaba siendo menor que en niños no expuestos a cannabis.

Hay mayor riesgo de muerte súbita del lactante si hay consumo de cannabis en el hogar.

Aunque el cannabis reduce los niveles de prolactina no se ha observado disminución de la producción de leche.

La alteración del juicio y la conducta que produce el consumo de cannabis puede interferir con la capacidad materna de cuidados adecuados.

Las drogas psicotropas de abuso pueden incapacitar a la madre para cuidar de su hijo, poniendo en peligro la vida y salud de ambos.

No se recomienda compartir cama con el bebé si se está consumiendo esta droga.

Fuente: e-lactancia.org

 

Acostar temprano a los niños ayuda a la salud mental de las madres

Los estudios dicen que los pequeños sin una hora fija de ir a dormir, tienen más probabilidades de tener problemas de comportamiento.

Las rutinas son muy importantes para que los niños no solo crezcan sanos, sino también tranquilos. Las horas de sueño, según la edad del niño es muy importante para que logren alcanzar su mejor desempeño físico y mental. Adelantar y fijar una hora diaria para que los niños se acuesten más temprano puede traer grandes beneficios en la logística familiar. Los estudios dicen que los pequeños sin una hora fija de ir a dormir, tienen más probabilidades de tener problemas de comportamiento.
Para este análisis los investigadores estudiaron a niños entre 4-5 años, nuevamente los evaluaron a los 6-7 y finalmente cuando tenían 8-9 años.
“Llevar a los niños más temprano a la cama puede ayudar a tranquilizar la salud mental de la madre y a la vez, los niños tendrían menos probabilidades de tener un mal comportamiento”.

-Jon Quach, autor principal e investigador del Instituto de Investigación Murdoch Children-

Lo ideal según este especialista es que los niños estén dormidos a las 8:30 pm. Esta es la hora recomendada porque es ahí cuando el nivel de melatonina, la hormona que ayuda al cerebro a relajarse y conciliar el sueño, tiende a alcanzar su punto máximo.

“Sabemos que dormir es una parte muy relevante para nuestra salud mental, para nuestro estado de ánimo. Y en los niños está relacionado a temas del comportamiento y su habilidad de autocontrol”.

-Dr. Wendy Sue Swanson, pediatra y autor del blog Seattle Mama Doc

Los expertos recomiendan que los niños preescolares duerman entre 10-13 horas y entre 9-11 horas para los niños que van a la escuela.
Para lograr adelantar la hora de ir a la cama de tus hijos puedes intentar:
  • Promueve la actividad física diaria de tu hijo.
  • Evita uso de pantallas y dispositivos electrónicos después de las 7 de la tarde.
  • Ofrece mas temprano la cena.
  • Dale tiempo de relajarse después de la cena y crea un momento familiar antes de llevarlo a la cama, por ejemplo leer un libro.
Los especialistas concluyeron que los niños que tenían una hora fija y temprano de ir a dormir, presentaban una mejor calidad de vida, salud y comportamiento que quienes no. Y al mismo tiempo las madres tenían una mejor salud mental.

Los 15 principios de María Montessori para educar niños felices

Como siempre ocurre en materia educativa, hay fieles defensores y agudos detractores de la pedagogía que enunció María Montessori en su momento. Muchos afirman que a día de hoy la enseñanza, tal y como está estructurada, no ve como viable la metodología que introdujo la célebre educadora italiana de finales del siglo XIX y principios del XX.

Para ella, la escuela no es un espacio destinado únicamente a que un maestro o un profesor trasmita conocimientos de forma directiva. Montessori defendía ante todo que el propio niño desarrollara sus capacidades de una forma más libre, a partir de un material didáctico especializado.

“Ayúdame a hacerlo por mí mismo.”

-María Montessori-

La perspectiva pedagógica de María Montessori

Las aulas tenían alumnos de diferentes edadesahí donde los propios niños eran libres de elegir el material a trabajar, y de ampliar sus habilidades de forma más autónoma.

Eran ellos quienes marcaban su velocidad de aprendizaje según sus particularidades, envueltos siempre en un contexto menos rígido, donde las pizarras dejaban de tener tanta importancia y donde los niños tenían libertad de movimiento en el aula.

La perspectiva pedagógica de María Montessori tuvo un impacto mundial y renovó muchos de los cimientos educativos mantenidos hasta entonces, hasta el punto de “chocar” bastante con esos sectores más conservadores y clásicos de la enseñanza.

A día de hoy, este método donde se enfatiza ante todo la libertad de aprendizaje y la responsabilidad del propio alumno en su proceso de adquisición de contenidos, es un método que no se aprecia en la mayoría de los centros. Podemos encontrarlo eso sí, en algunos colegios de línea privada donde se trabajan muchas de estas interesantes estrategias.

No obstante, tanto la pedagogía de la libertad de Montessori como la de la esperanza que formuló Paulo Freire, no vertebran demasiados pilares de nuestra educación actual (No al menos en muchos países).

Ahora bien, llegado a este punto puede que te preguntes ¿Dónde quedaba entonces el papel de las madres y los padres en la enseñanza de sus hijos? ¿Era importante? Era, ES, vital. El apoyo, la orientación y el cuidado de los padres es fundamental para educar niños felices, adultos autónomos y buenas personas el día de mañana.

Los mandamientos de María Montessori para los padres y madres

Aquí de dejamos 15  de esos principios que enunció en su momento María Montessori, y que seguro te serán de ayuda.

  • Recuerda siempre que los niños aprenden de lo que les rodea. Sé su mejor modelo.
  • Si criticas mucho a tu hijo, lo primero que aprenderá es a juzgar.
  • En cambio, si lo elogias con regularidad, él aprenderá a valorar.
  • ¿Qué ocurre si le muestras hostilidad al niño? él aprenderá a pelear.
  • Si se ridiculiza al niño de modo habitual, será una persona tímida.
  • Ayuda a que tu hijo crezca sintiéndose seguro a cada instante, será entonces cuando aprenda a confiar en los demás.
  • Si  desprecias a tu hijo niño con frecuencia, se desarrollará un sentimiento muy negativo de culpa.
  • Propicia que tu hijo vea que sus ideas y opiniones son siempre aceptadas, con ello conseguimos que se sientan bien ellos mismos.
  • Si el niño vive en una atmósfera donde se siente cuidado, integrado, amado y  necesario, aprenderá a encontrar amor en el mundo.
  • No hables mal de tu niño/a, ni cuando está cerca, ni cuando no lo está.
  • Concéntrate en que tu hijo está creciendo y desarrollándose de modo óptimo, valora siempre lo de lo bueno del niño de tal manera que no quede nunca lugar para lo malo.
  • Escucha siempre a tu hijo y respóndele cuando él se acerque a ti con una pregunta o un comentario.
  • Respeta a tu hijo aunque haya cometido un error. Apóyalo. Lo corregirá, ahora o quizá un poco más adelante.
  • Debes estar dispuesto/a a ayudar a tu niño si busca algo, pero debes también estar dispuesto a permitir que encuentre las cosas por sí solo.
  • Cuando te dirijas a tu hijo, hazlo siempre de la mejor manera. Ofrécele lo mejor que hay en ti mismo/a.

Fuente: lamenteesmaravillosa.com

 

El cambio de pañal

El cambio, de pañal o de ropa, es un momento íntimo y conjunto entre cuidador y bebé. Además, al ser rutinario, es un buen momento para crear un vínculo que favorecerá el aprendizaje y la autoestima del niño.
Hay que tener en cuenta  que atenta contra su espacio, su bienestar,  (como quitarle su calor) por  lo que tiene que haber un respeto hacia él y una conciencia de que el bebé es un ente activo en el proceso. Es importante darle seguridad y cariño. En ocasiones, especialmente en las escuelas, la rapidez y la presión no permiten crear un ambiente ventajoso para el niño. Por ello vamos a aprovechar a redactar unas pautas para afrontarlo de la mejor manera posible con las recomendaciones de la pediatra y pedagoga Emmi Pikler. Tan útiles en el hogar como en la escuela.
Utilizar el mismo lugar. Al ser predecible y sentirse seguro se va a concentrar mejor en la comunicación con el adulto y sacará el máximo partido.
Mantener una comunicación. Tanto visual como física. Se puede ir contándole las cosas que vas haciendo (primero te quito el pantalón, ahora te voy metiendo el bracito en la camiseta…). Le da seguridad pues no es algo casual, el adulto controla la situación. Además va aprendiendo su esquema corporal a través del tacto y la palabra.
Por último, al ser consciente de lo que está pasando, le  va generando poco a poco una actitud más participativa  y consciente de la actividad; esto  es un proceso que terminará en el gusto por su autonomía e independencia.
Respetar sus movimientos. Al estirar las extremidades del niño siente que se está ejerciendo poder sobre él, no se respeta su individualidad,  su tiempo, su espacio, su tranquilidad. Si con un poco de paciencia, se le permite hacer sus movimientos, se le pregunta y uno se detiene se le explica sobre lo que vas  a hacer a continuación el niño poco a poco irá aprendiendo a predecir lo que viene y llevarlo a cabo contigo (“¿Terminaste de mover la pierna? Ahora te voy a poner el pantalón”).Esto va a provocar que uno no sienta que es  una obligación y que él no tenga que estar distraído para poder terminarlo.  Gracias a esto se  conseguirá disfrutar de un momento precioso e íntimo entre cuidador y niño.
Movimientos suaves. Aunque el bebé llore se debería mantener una actitud calmada, si aceleramos el ritmo porque queremos que el llanto pare nuestros movimientos son más bruscos y poco habituales. Esto va a agregar más malestar al niño puesto que además de su incomodidad inicial se suma un trato más movido, menos agradable.
Intentar no variar de adulto. En una escuela infantil se pueden dividir los niños entre las tutoras y que sea siempre la misma persona la que cambia el pañal del niño. Además debe ser un momento en el que cuidador y niño compartan intimidad, es su momento y debería ser él el protagonista.
Estar en contacto con el niño. Al igual que en un masaje, la continuidad de la actividad es muy importante para que no se rompa el vínculo creado. Intentar empezar y terminar sin interrupciones y no romper el contacto físico con él.
Cambiarlo cuando tiene sus necesidades cubiertas. En caso de que no sea así, intentar satisfacerlas brevemente antes de comenzar el cambio. En el caso de que no se hiciera así normalmente, el bebé asociaría el cambio con una sensación desagradable de hambre o sueño e intentaría rechazar este momento.
Bibliografia: E. Pikler.

CLAVES PARA CONSERVAR Y PREPARAR LA LECHE MATERNA EXTRAÍDA

Una vez extraída la leche es fundamental conocer cómo hay que conservarla y descongelarla para que mantenga todas sus propiedades bioactivas. La leche fresca contiene células vivas, los máximos niveles de nutrientes, factores de crecimiento y muchos otros componentes protectores. El paso del tiempo y la exposición a las variaciones de temperatura (ambiente, de refrigeración y congelación), puede reducir la potencia de estos componentes, a la vez que aumenta el riesgo de contaminación bacteriana y la proliferación de patógenos.

Paso 1: preparación para el almacenamiento

Los recipientes ideales para la conservación de la leche son los que están hechos de plástico, bolsas o recipientes de plástico duro de uso alimentario fabricado sin bisfenol A y con tapa hermética. En este tipo de recipientes la leche conservará la mayor parte de sus propiedades inmunológicas. También pueden utilizarse recipientes de vidrio, como los conocidos frascos de yogur.

Paso 2: pautas para el almacenamiento

La leche puede almacenarse de forma segura a temperatura ambiente durante un corto periodo de tiempo. Aunque los estudios difieren en cuanto al periodo exacto recomendado, en general, las altas temperaturas se asocian con recuentos bacterianos más elevados en la leche extraída.

Según las conclusiones de distintos estudios, la proliferación bacteriana, que se restringió principalmente a organismos no patógenos, era mínima a 15 °C y permanecía en valores bajos a 25 °C durante las primeras 4-8 horas, pero aumentaba rápidamente después de 4 horas cuando se conservaba a 38 °C. Los autores concluyeron que la leche a 15 °C era segura durante 24 horas, y a 25 °C, durante 4 horas. Como resultado, la leche extraída puede almacenarse de forma segura durante unas cuatro horas a una temperatura de hasta 26 °C. A una temperatura ambiente más baja, también puede ser razonable un almacenamiento de hasta seis horas en ambientes limpios.

Refrigeración: la refrigeración a una temperatura de aproximadamente 4 °C mantiene la integridad de la leche materna durante más tiempo que cuando se deja a temperatura ambiente. Se ha observado que la refrigeración inhibe el crecimiento de bacterias grampositivas durante tres días, y hasta ocho días en leche con un bajo nivel de contaminación en el momento de la extracción.

Congelación: un proceso óptimo es la congelación a –20 °C durante un periodo de hasta tres meses. A los tres meses se mantiene el contenido de vitaminas A, E y B, proteínas totales, grasa, enzimas, lactosa, cinc, inmunoglobulinas, lisocima y lactoferrina, aunque puede presentarse una pérdida de vitamina C en el transcurso de un mes. La proliferación bacteriana no es un problema significativo durante las seis primeras semanas. Sin embargo, la capacidad antibacteriana suele ser menor que la de la leche fresca debido a la pérdida de células vivas como los fagocitos. Se considera aceptable un periodo de hasta 12 meses en el congelador a < –20 °C, si bien pueden producirse cambios de sabor y olor a –80 °C, dado que la lipasa sigue degradando la grasa para generar ácidos grasos.

Si tienes la opción de elegir, tanto en casa como en el trabajo, siempre es preferible refrigerar la leche materna en lugar de congelarla porque pierde menos propiedades bioactivas. Sobre todo, si los padres saben que la van a utilizar en los siguientes días.

Si la madre está en el trabajo, puede conservarla en el frigorífico o en el congelador, pero, de un modo u otro, siempre hay que asegurarse de etiquetarla adecuadamente (leche materna) para que el resto de compañeros identifiquen los envases claramente. Si la madre no se siente cómoda con esta opción, puede conservarla en una bolsa nevera manteniendo fresca la leche con placas refrigerantes.

Paso 3: descongelación de la leche materna

Si los padres han optado por la congelación como método de conservación de la leche materna,  los pasos a seguir para descongelar la leche de modo seguro son los siguientes:

La leche puede descongelarse en el frigorífico, mediante un recipiente de agua templada o colocándola bajo el grifo de agua corriente templada.

Debe evitarse la descongelación de la leche materna con agua muy caliente, en el microondas y en la cocina, ya que las temperaturas elevadas reducen las propiedades antibacterianas y otras propiedades bioactivas de la leche.

La descongelación es completa cuando la leche congelada se ha vuelto líquida, todavía está muy fría y aún hay presentes algunos cristales de hielo. La presencia de cristales de hielo es un indicador visible de que la leche no se ha descongelado más allá de determinado punto.

La leche descongelada se debe refrigerar hasta inmediatamente antes de su uso, y no se debe dejar a temperatura ambiente durante más de unas pocas horas para evitar la proliferación bacteriana.La leche descongelada por completo hasta la temperatura ambiente no debe volver a congelarse, si bien se ha demostrado que la recongelación de la leche después de la descongelación en el frigorífico mantiene una carga bacteriana segura.

 

Claves para lograr que la vuelta al trabajo no suponga abandonar la lactancia

Qué hacer para seguir alimentando al bebé con leche materna y cumplir con la recomendación de la Organización Mundial de la Salud: “la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses, la introducción de alimentos apropiados para la edad y seguros a partir de entonces, y el mantenimiento de la lactancia materna hasta los 2 años o más para lograr un crecimiento, un desarrollo y una salud óptimos”. La vuelta al trabajo es la principal causa de abandono prematuro de la lactancia materna.

QUÉ TIPO DE SACALECHES SE ADAPTA MEJOR A MIS NECESIDADES

Según las conclusiones obtenidas en las investigaciones promovidas por Medela y desarrolladas por la doctora Jacqueline Kent en la Universidad Western Australia (Perth, Australia), la cantidad de leche materna ‘normal’ que ingiere un bebé alimentado exclusivamente con leche materna entre uno y seis meses oscila entre 54 mililitros y 234 mililitros por toma y entre 478 mililitros y 1.356 mililitros al día, si bien hay que tener en cuenta que la producción de leche está directamente relacionada con la cantidad que se extrae del pecho.

Tomando como modelo una madre que se reincorpora al trabajo en septiembre tras la baja de maternidad, que desea que su bebé siga alimentándose de leche materna mientras está en la guardería y que aplica un modelo de lactancia compartida con su pareja cuando regresa a casa, la mejor opción es optar por un sacaleches doble.  Los beneficios que se obtienen con esta opción son varios:

Sesiones más cortas y eficaces:

-Un extractor doble permite obtener hasta un 18% más de leche en una sesión si se compara con la extracción simple.

– La extracción es mucho más rápida con un extractor doble que con uno simple: la velocidad es dos veces superior y el 80% del volumen de leche se puede retirar en los primeros seis minutos.

-La calidad nutricional de la leche obtenida con un extractor doble es mucho mayor: tiene un mayor contenido en grasa y proporciona al bebé un valor energético más elevado.

-Un contenido energético alto señala un mayor drenaje de los pechos, lo que ayuda a mantener la lactancia.

-Eyección de la leche más temprana y más leche extraída.

-Con la extracción doble aumenta los niveles de prolactina, lo que ayuda a aumentar la producción de leche.

-En definitiva, optar por la extracción doble otorga a las madres más tiempo para ellas (una media de dos horas diarias) y más calidad en la leche materna para su bebé.

CONSEJOS PRÁCTICOS PARA EXTRAER LECHE: UN PROCESO INDOLORO

“Habituarse a la extracción de leche es algo progresivo, si bien, en cualquier caso, es un proceso indoloro. Si la madre siente algún dolor, debe interrumpir inmediatamente la extracción y pedir consejo a su puericultora”. Algunos consejos prácticos para facilitar la iniciación en este proceso:

-Un factor fundamental es la higiene.

-Tanto si la madre utiliza un sacaleches como si se extrae la leche a mano, hay que lavarse meticulosamente las manos con agua y jabón antes de realizar la extracción. Una carga bacteriana reducida en el momento de la extracción está asociada a un bajo índice de proliferación bacteriana durante la conservación.

-En el caso del pecho, es suficiente el lavado con agua (prácticas habituales de higiene de la mama) para la reducción de bacterias.

-Extraer leche es mucho más fácil si estás relajada. Recordar y poner en práctica los ejercicios de relajación que la madre aprendió en las clases de preparación al parto es de gran ayuda. La respiración profunda puede contribuir a calmarnos.

– Además, un lugar privado y evitar distracciones también es de utilidad para relajarse.

-Si la extracción se realiza durante el horario laboral, la mayoría de las empresas deben ofrecer un lugar razonablemente adecuado para que las madres lactantes puedan extraer leche, bien un lactario, bien alguna sala o zona privada que se pueda utilizar. Lo normal es que la madre no tenga que meterse en el baño para extraer leche.

-Hay varios trucos que la madre puede poner en práctica para estimular el reflejo de eyección de la leche: masajearse los pechos antes y durante el proceso de extracción, aplicar compresas tibias en el pecho para estimular la salida y el flujo de leche y, si fuera posible, ambos.

Claves:

-La mejor posición para extraer leche es: hombros relajados y espalda y brazos bien apoyados.

Cómo hacerlo: sujeta la copa o embudo del sacaleches con el pulgar y el dedo índice. Con la palma de la mano y los otros dedos, sujeta el pecho. Con estas indicaciones, el embudo (la parte del extractor con forma cónica) se mantiene pegado al pecho y no es necesario presionar sus bordes contra el tejido del pecho. Si los presionas, podrías bloquear los conductos galactóforos (por donde baja la leche).

-Además, es importante seleccionar el tamaño de embudo correcto para cada pezón. Como orientación, el túnel de embudo debe rodear el pezón, pero dejar el suficiente espacio para que no roce contra la pared del embudo y pueda moverse libremente hacia delante y hacia atrás.

-Por último, es recomendable tomar agua antes y durante la sesión de extracción.