Beneficios de la Lactancia Materna

Los expertos dicen que amamantar al bebé es bueno para usted y para él. Si amamanta por algún tiempo, no importa lo breve que sea, usted y su bebé se beneficiarán de la lactancia materna.

Le recomendamos que se informe respecto a la lactancia materna. Amamantar lleva tiempo y práctica. Consiga ayuda de su familia, puericultoras,  o grupos de apoyo para tener éxito con la lactancia materna.

La lactancia materna es buena para su bebé

La leche materna es la fuente de alimento natural para los bebés menores de 1 año. Esta leche:

  • Tiene las cantidades adecuadas de carbohidratos, proteínas y grasa.
  • Proporciona las proteínas digestivas, minerales, vitaminas y hormonas que los bebés necesitan.
  • Tiene anticuerpos que ayudan a evitar que su bebé se enferme.

Su bebé amamantado es menos propenso a enfermarse

Su bebé tendrá menos:

  • Alergias
  • Infecciones del oído
  • Gases, diarrea y estreñimiento
  • Enfermedades de la piel (tales como eccema)
  • Infecciones estomacales o intestinales
  • Problemas de sibilancias
  • Enfermedades respiratorias, como la neumonía y la bronquiolitis

El bebé alimentado con leche materna pueden tener un menor riesgo de padecer:

  • Diabetes
  • Obesidad o problemas de peso
  • Síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL)
  • Caries en los dientes

La lactancia materna también es buena para usted

  • Establecerá un vínculo único entre usted y su bebé.
  • Descubrirá que es más fácil bajar de peso.
  • Demorará el inicio de sus periodos menstruales.
  • Disminuirá el riesgo de enfermedades, como ciertos tipos de cáncer de ovarios y de mama, osteoporosis, enfermedades del corazón y obesidad.

Consiga ayuda si su bebé o usted tiene necesidades especiales

Sepa que la mayoría de los bebés, incluso los prematuros, pueden ser amamantados. Hable con un especialista en lactancia / puericultora para obtener ayuda con la lactancia.

 

Lactancia materna: ¿Por qué se recomienda la lactancia exclusiva durante los seis primeros meses de vida?

Es de sobra conocido que la Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida del bebé y a partir de ese momento se deben ofrecer otros alimentos que complementarán a la leche materna. De esta forma la lactancia se seguirá ofreciendo desde los seis y hasta al menos los dos años de edad en combinación con otros alimentos.

A partir de los dos años de edad, la lactancia continuará hasta que la madre y su hijo lo decidan (no existiendo ninguna contraindicación para la lactancia, sino todo lo contrario).

Existe una estrategia mundial para la alimentación del lactante y el niño pequeño, publicada en la web de OMS y de descarga gratuita, en el que se explica que estas recomendaciones aplican a todos los niños que vivan en este planeta.

Dice la OMS en su página Web: La leche materna fomenta el desarrollo sensorial y cognitivo, y protege al niño de las enfermedades infecciosas y las enfermedades crónicas. La lactancia materna exclusiva reduce la mortalidad del lactante por enfermedades frecuentes en la infancia, tales como la diarrea o la neumonía, y ayuda a una recuperación más rápida de las enfermedades. Estos efectos son mensurables tanto en las sociedades con escasos recursos como en las sociedades ricas (Kramer M et al. Promotion of Breastfeeding Intervention Trial (PROBIT): A randomized trial in the Republic of Belarus. Journal of the American Medical Association, 2001, 285(4): 413-420).

Como se ve, la lactancia materna es sinónimo de salud en cualquier país: menos enfermedades infeccionas, menos ingresos hospitalarios, en el caso de requerir hospitalización necesitan menos tiempo, protección frente a enfermedades crónicas (obesidad, diabetes, problemas cardiovasculares, hipertensión, etc.), mejor desarrollo cognitivo y apego más seguro con la madre.

¿Y si el bebé engorda poco?

Empezar a dar otras cosas al bebé en lugar de leche materna porque engorda poco no tiene ningún sentido.

Si el bebé, por alguna razón, no está obteniendo toda la leche materna que necesita para aumentar de peso adecuadamente, será necesario revisar si se está prendiendo correctamente al pecho, si está haciéndolo a libre demanda entre 8 y 12 veces en 24 horas. Una puericultora puede brindar apoyo e información a la madre para mejorar la técnica de lactancia, mostrarle como observar si el bebé está correctamente prendido al pecho y realizando succión nutritiva para poder lograr una lactancia exclusiva y exitosa.

 

Semana Mundial de la LACTANCIA MATERNA: Del 1 al 7 de agosto

WABA (Alianza Mundial pro Lactancia Materna), entidad que trabaja conjuntamente con OMS y UNICEF y coordina cada año la celebración de la Semana Mundial de la Lactancia Materna ha hecho público el que será el lema de la Semana Mundial de Lactancia Materna 2018:

Lactancia materna: La base de una vida saludable

La SMLM 2018 se centrará, por tanto, en la lactancia materna como la base para una buena salud para toda la vida para bebés y mamás.

La lactancia previene el hambre y la malnutrición en todas sus formas y garantiza la seguridad alimentaria para bebés, incluso en situaciones de crisis.

Sin que suponga un costo familiar extra, la lactancia es una manera económica de alimentar a los bebés y favorece la reducción de la pobreza.

La nutrición, la seguridad alimentaria y la reducción de la pobreza son fundamentales para conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

Los Objetivos de la SMLM 2018 se centran en la relación de la lactancia materna con la nutrición, la seguridad alimentaria y la reducción de la pobreza  y para ello es importante:

  • Informar a la población.
  • Anclar la lactancia materna dentro de diferentes agendas políticas (salud,  sustentabilidad, …)
  • Promover el trabajo conjunto y en red de personas individuales y organizaciones.
  • Desarrollar estrategias de difusión y apoyo a la lactancia materna.

TODOS tenemos un papel importante para asegurar el crecimiento, el desarrollo y la supervivencia de los niños alrededor del mundo.

 

Relactación, cómo recuperar la lactancia materna

Hace unos pocos días acudió una pareja con un bebé de once días alimentado con suplementos de fórmula. La madre se arrepentía de la decisión que había tomado y manifestaba su deseo de amamantar, la duda que le surgía era si tras haber tomado medicación para suprimir la lactancia, sería posible dar marcha atrás y que debía de hacer para lactar.

Primero que nada felicitar a esta y muchas otras madres que habiendo tomado la decisión de no amamantar, no son capaces de privar a su hijo de la mejor leche del mundo. Sin lugar a dudas la lactancia materna es el mejor alimento para el bebé, pero son muchos los desconocimientos de las técnicas de lactancia y de muchos aspectos relacionadas con ella.

La inducción de la lactancia materna (amamantar sin haber parido), es todavía hoy un ejemplo de lo desconocida que es una técnica tan antigua como el hombre. No sólo la madre biológica puede amamantar, toda mujer tiene la posibilidad de vivir y crear ese momento único e irrepetible con su hijo, si así lo desea. No es condición indispensable el embarazo para la lactancia, este tan solo facilita el proceso, pero la capacidad de producir leche está determinada por la estimulación del pecho, la estimulación constante es lo único que se necesita para que se produzca leche, por lo tanto a más estimulo más leche se producirá. Que una madre adoptiva (o parejas de madres que quieran compartir la experiencia) produzca leche, es posible, lo cual no significa que sea fácil, requiere de motivación, confianza en sí misma y en su capacidad de producir leche y que además cuente con apoyo, y ayuda que refuerce su confianza, pero también debe prepararse mentalmente ya que necesita estimular el pecho porque la base de la inducción es la estimulación de la glándula mamaria para que la prolactina aumente en sangre y se inicie la producción de la leche. Es un proceso largo, que requiere de entrega, empeño y constancia. Y no en todas las ocasiones se conseguirá amamantar de forma exclusiva, siendo necesario en estos casos el complementar la leche materna con leche de fórmula. Pero a pesar de ello, si la madre lo desea merece la pena intentarlo, porque «ningún niño debería ser privado de la leche materna, ni ninguna madre renunciar al anhelo de hacerlo».

Otra circunstancia que se nos puede presentar como personal de la salud que nos dedicamos a este maravilloso mundo de la lactancia, es la madre que pese a haber decidido no amamantar y tomar el tratamiento necesario para suprimir el proceso, acude para revertir el tratamiento. Esa madre merece de nuestro apoyo y ayuda.

El tratamiento que se da a las madres para suprimir la lactancia en el caso de que no deseen amamantar, es un medicamento para que los niveles de prolactina disminuyan, y por lo tanto la producción de leche se vea suprimida, pero no sella los conductos ni la producción de leche, sino que en cuanto haya estimulo suficiente la leche vuelve a salir, y a menor tiempo transcurrido, más fácil será que se produzca leche y que el bebé se prenda al pecho.

En estos casos de relactación es muy recomendable hacer mucho piel con piel con el bebé, esto estimula la producción de oxitocina en la madre y ayuda a que el bebé pueda prenderse espontáneamente al pecho, se debe ofrecer el pecho cuantas más veces mejor, como mínimo 10-12 veces al día y siempre antes de dar el suplemento, que se le debe dar a través de vasito, cuchara, jeringa o relactador, pero nunca con biberón. También es recomendable evitar el uso de chupete, para no perder tomas y aumentar la estimulación mediante la succión no nutritiva.

Volver a amamantar es posible si la madre está motivada y apoyada. Si es necesario pide ayuda en tu centro de salud o busca un taller de lactancia, te asesorarán con el proceso.

Autora: Cintia Borja, Enfermera, consultora lactancia materna certificada IBCLC. Valencia.

Nota: “La maternidad es dura, nunca criamos al gusto de los demás”

Siempre se habla de la importancia de la lactancia para la salud del bebé, pero ¿qué importancia tiene para la salud de la madre?

En los últimos 20 años se han descubierto cada vez más efectos de la lactancia sobre la mujer… La lactancia produce beneficios mientras la madre amamanta: le ayuda a entender mejor las necesidades de su bebé, a sentirse menos estresada, a tener la tensión más baja, a perder peso (todo esto es efecto de la oxitocina y todos los sistemas que activa en la madre durante la lactancia). A largo plazo, las madres que han amamantado tienen menos riesgo de padecer cáncer de mama, de tener infartos de miocardio o infartos cerebrales, de obesidad, de hipertensión, de diabetes… realmente es una maravilla. En un reciente congreso celebrado en España, la experta Melissa Bartick explicó que la lactancia ¡es más importante para la salud de la mujer que para la del bebé!

¿Hay diferencias en el futuro adulto entre un bebé al que amamantó su madre o el que fue alimentado con leches compradas?

Sí, de esto no cabe duda y son cientos de estudios los que lo demuestran. Tomar leche materna más de dos meses ya empieza a dar resultados medibles de salud en los bebés, y más cuanto más tiempo y más cantidad toman. Tiene sentido, ya que el ser humano está diseñado para tomar leche humana, y no leche química basada en la leche de vaca. Es como si criamos caballos con leche de jirafa… podrán salir adelante más o menos si la modificamos, pero no estarán igual de sanos.

Asesora a madres con dificultades para dar de mamar a sus bebés. ¿Cuáles son los principales problemas con los que se enfrenta?

El principal problema es la percepción de la madre de que no tiene suficiente leche para alimentar a su bebé. Y digo percepción porque con frecuencia no es una insuficiencia real sino una sensación de la madre. Casi todas las madres son capaces de producir leche para sus hijos, pero debido al gran número de interferencias que impactan este proceso natural (partos muy medicalizados, consejos incorrectos los primeros días, falta de apoyo especializado, falta de apoyo del entorno familiar…), muchas llegan a sentir que no son capaces.

¿Cree que también hay ‘interferencias’ sociales o laborales?

Por supuesto. La maternidad es un período duro socialmente, en el sentido de que nunca criamos al gusto de los demás. Las madres que dan el pecho son criticadas por poner al bebé al pecho con frecuencia, son acusadas de hacerles pasar hambre, de malcriarlos por darles ‘a demanda’… pero a las madres que no dan el pecho se les hace sentir culpables por no darlo… así que hay críticas y acusaciones para todas. La verdad es muy triste. En otras culturas la cuarentena es una época en la que se cuida especialmente a la madre que acaba de tener un bebé. Aquí es lo contrario… mientras estás embarazada eres como una diosa, pero en cuanto das a luz se espera que seas la madre perfecta, la anfitriona perfecta y la trabajadora perfecta. Y esto independientemente de la forma en que alimentes a tu bebé. Todas las madres deberíamos estar unidas para crear un espacio social que nos permita respirar durante la crianza de nuestros hijos pequeños.

Hace años, las madres les daban de mamar a sus hijos hasta los dos o tres años. ¿Por qué no se hace hoy, por problemas laborales o porque no resulta conveniente?

Un poco de todo… se ha perdido la cultura, la forma de vida en la que esto era lo normal. Ciertamente la vuelta al trabajo a las 16 semanas no ayuda… Sin embargo, es una cuestión muy cultural, muy tribal. Me refiero a que existen por ejemplo en Galicia pueblos donde hay matronas excelentes acompañando a grupos de apoyo a la lactancia desde hace años, y en esos pueblos, o barrios, la lactancia se va convirtiendo en algo normal, ves madres dando el pecho por todas partes, o porteando a sus bebés, o lactando hasta los dos o tres años. Allí la lactancia se ha recuperado como norma cultural.

Autora: Carmela Baeza Pérez-Fontán, médica especializada  en medicina familiar y comunitaria y especialista en lactancia materna. Nota realizada en el marco de las «Xornadas de Formación Avanzada en Lactancia Materna» organizadas por la Asociación Galega de Matronas.

 

Medicamentos y lactancia materna: una relación casi siempre compatible pero marcada por la desinformación y los mitos

Por Adrián Cordellat

Según la guía rápida para profesionales Lactancia y medicamentos: una compatibilidad casi siempre posible, elaborada por los pediatras José María Paricio y Juan José Lasarte, del comité de lactancia materna de la Asociación Española de Pediatría (AEP), se estima que más del 90% de las madres toman medicamentos o productos de fitoterapia durante algún momento de sus lactancias.

Según el mismo documento, “apenas media docena de enfermedades maternas contraindican o hacen prácticamente imposible la lactancia”, por lo que, ante todo, explican los pediatras, los profesionales de la salud deben saber que “casi todo lo que se suele prescribir es compatible con la lactancia y que la lactancia, para la mujer y para el lactante, está por encima de la necesidad de muchos medicamentos o remedios que son perfectamente evitables”.

Sin embargo, y pese a estas recomendaciones, son muchas las madres que abandonan sus lactancias por tener que tomarse un medicamento que el médico les dice que puede ser peligroso cuando no lo es; también muchas otras madres las que renuncian a esos tratamientos que podrían mejorar su estado por el miedo a que el mismo pueda afectar a la salud de sus hijos. ¿Tiene sentido que pase esto en pleno 2018, con toda la información que tenemos a nuestro alcance? Para Marta Sánchez Palomares, pediatra y revisora de contenidos en e-lactancia.org, la base de datos online sobre medicamentos y lactancia creada por José María Paricio, “no tiene ni explicación ni justificación alguna”.

“Casi todo lo que se suele prescribir es compatible con la lactancia y que la lactancia, para la mujer y para el lactante, está por encima de la necesidad de muchos medicamentos o remedios que son perfectamente evitables”

En ese sentido, destaca Sánchez Palomares que la fuente principal de información que tienen a su alcance los médicos para evaluar riesgos en sus consultas diarias sobre lactancia es el vademécum, la ficha técnica de los medicamentos. “Tristemente la mayoría de las veces nos encontramos con medicaciones de las que se sabe que son compatibles con la lactancia materna y en las que la información que nos ofrece la ficha técnica es que se desaconseja la lactancia materna o si quiere continuar amamantando, lo mejor es que la madre no se trate”, explica. Otras veces, según la pediatra, esas mismas fichas técnicas aseguran que la medicación se elimina en la leche materna y dejan en manos del médico la valoración del riesgo-beneficio de tomarla o no. ¿Y qué médico va a querer asumir esos riesgos?

La importancia de la formación

No es difícil leer o escuchar a profesionales de la salud que se quejan de la nula formación en lactancia materna que recibieron en sus años de estudio, una formación que, ya con el título en la mano, muchas veces depende en gran medida de su propio interés e iniciativa. “Desde hace algunos años, en la formación de especialistas de Pediatría se tiene en cuenta la formación en lactancia y se hacen cursos específicos sobre ello”, matiza Marta Sánchez Palomares, que no obstante reconoce que en el caso de los médicos de familia, que son los que atienden a las madres, la formación en lactancia “es muy variada” y en muchos casos “depende también de la sensibilidad” que tenga cada profesional en relación a la lactancia y de sus propias experiencias vitales: “Los médicos y las médicas (independientemente de su especialidad) que han tenido hijos y los han amamantado, seguramente atenderán a una madre lactante con más criterio y más preocupación por su lactancia que otro profesional con la misma formación que no lo haya hecho”.

En ese sentido, y ante la falta de formación de muchos profesionales, no es extraño escuchar los testimonios de madres lactantes que directamente deciden mentir a sus médicos, asegurándoles que ya no dan el pecho a sus hijos, para que éstos les receten medicamentos que en todo caso sí son compatibles con la lactancia materna. Asegura la pediatra que es un comentario que escuchan “con relativa frecuencia”, aunque en su opinión considera que no es bueno mentir a los médicos: “Creo que hay que ofrecer la información de la que disponemos actualmente para que ellos la puedan revisar también. Si no, van a seguir enrocados en sus falsas ideas y no cambiarán de actitud. Pero entiendo que a veces esto es complicado. Por eso las madres también buscan especialistas “sensibles” con la lactancia materna, que las traten bien de sus enfermedades y que respeten sus lactancias. Para mí esto también es muy significativo. Y muy duro”.

“Los médicos y las médicas (independientemente de su especialidad) que han tenido hijos y los han amamantado, seguramente atenderán a una madre lactante con más criterio y más preocupación por su lactancia que otro profesional con la misma formación que no lo haya hecho”

e-lactancia.org como referencia

Afirma tajante Sánchez Palomares que lo que ocurre en general es que no se le da a la lactancia materna la importancia que realmente tiene: “sabemos que es la mejor alimentación para el bebé, que tiene importantes repercusiones en la salud del bebé y la madre, pero no nos lo acabamos de creer. Equiparamos la leche materna a la leche artificial, por eso cuando surgen dificultades “nos curamos en salud”: retiramos lactancias, damos fórmula artificial y se acaban las preocupaciones”.

En ayudar a acabar con esta desinformación y a desterrar falsos mitos sobre la relación medicamentos y lactancia materna, está jugando un papel fundamental la plataforma e-lactancia.org, una base de datos sobre compatibilidad de la lactancia materna con medicamentos, plantas, tóxicos y enfermedades desarrollada en 2002 por José María Paricio y otros miembros del servicio de pediatría del Hospital de la Marina Alta (Alicante) y que desde 2012 se mantiene desde la Asociación para la Promoción e Investigación Científica y Cultural de la Lactancia Materna (APILAM).

En la base de datos hay registrados casi 25.000 términos entre marcas comerciales de medicamentos y genéricos. En todos ellos se establece el riesgo asociado, que oscila entre “muy bajo”, “bajo probable”, “alto probable” o “muy alto”; y en el caso de productos de riesgo se ofrecen alternativas médicas para el tratamiento. El término más buscado, con más de 1,5 millones de búsquedas, es ibuprofeno; seguido de paracetamol (637.000) y Amoxicilina (532.000), todos ellos medicamentos de riesgo muy bajo. De hecho, los diez medicamentos más buscados en la plataforma son todos completamente compatibles con la lactancia.

“Equiparamos la leche materna a la leche artificial, por eso cuando surgen dificultades “nos curamos en salud”: retiramos lactancias, damos fórmula artificial y se acaban las preocupaciones”

La web elactancia.org es hoy ya un referente en España, aunque también recibe muchas visitas de otros países de habla hispana como México, Argentina, Chile o Colombia. Desde 2014, cuando registraron 2,2 millones de visitas únicas, el interés por la web no ha dejado de crecer, como demuestra el hecho de que el año pasado superarse la barrera de los nueve millones de usuarios.

A esos datos para el optimismo se agarra Marta Sánchez Palomares que, aunque reconoce que “hace falta todavía mucha formación y probablemente también cambiar actitudes y evitar prejuicios”, considera que a través de la página ya están apreciando el cambio porque cada vez son más los profesionales sanitarios que se interesan por la compatibilidad de los medicamentos con la lactancia y que buscan alternativas a fármacos que pueden dar problemas: “En ese sentido soy positiva, estos cambios pueden ir lentos, pero ya son imparables”.

También en las madres, a las que según la pediatra la plataforma ayuda “a empoderarse en la crianza de sus hijos”. Así lo ve ella misma en su consulta, donde trata cada día con madres que se informan y que “discuten” con sus médicos la mejor opción de tratamiento: “Creo que si algo está cambiando es, precisamente, por estas mujeres sabias, empoderadas, que nos empujan a los profesionales a seguir buscando, investigando, formándonos para que puedan seguir amamantando con tranquilidad a sus hijos”.

 

La lactancia materna protege a madres y bebés en caso de depresión posparto

La neurociencia demuestra que la lactancia materna no es solo leche

Las primeras experiencias de la vida preparan el escenario para la salud física en la vida posterior. Reducir el estrés tóxico temprano es clave para prevenir la enfermedad en adultos (Shonkoff, 2016).

La lactancia materna es una manera muy directa de disminuir el estrés tóxico temprano. Estudios recientes han demostrado que la lactancia materna aumenta el bienestar físico y mental de los bebés, y estos efectos van mucho más allá de la composición de la leche. Una clave para entender estos efectos a largo plazo es la respuesta materna. Cuando las madres responden a las señales de sus bebés de forma consistente, preparan el escenario para una resiliencia permanente en sus hijos. Y la respuesta materna a las señales es algo intrínseco de la relación de amamantamiento. Esto se refleja en la salud mental de los niños.

En un estudio de 2.900 parejas bebé-madre lactante, la lactancia materna durante un año se asoció con una mejor salud mental infantil en todas las edades hasta los 14 años (Oddy et al., 2009). La mayor duración de la lactancia materna se asoció con una mejor salud mental infantil en cada aspecto de la evaluación.

Depresión materna

La depresión materna tiene un efecto negativo bien documentado en bebés y niños. Es perjudicial porque afecta la capacidad de las madres para responder a sus bebés. Las madres deprimidas tienden a desapegarse de sus bebés, y a no responder a sus señales. Los bebés experimentan esto como muy estresante, y ser criado por una madre o un padre crónicamente deprimido puede tener efectos para toda la vida (Field, Diego y Hernández-Reif, 2009; Kendall-Tackett, 2002, Weissman, 2006).

Un seguimiento de 20 años de niños hijos de padres deprimidos los comparó con un grupo de niños adultos cuyos padres no tenían ninguna enfermedad psiquiátrica. Pues bien, los hijos adultos de padres deprimidos tenían una tasa tres veces mayor de depresión, trastornos de ansiedad y abuso de sustancias, en comparación con los hijos adultos de padres no deprimidos.

Durante muchos años, en los estudios sobre depresión materna no se incluyó el factor del tipo de lactancia. De hecho, durante años, los profesionales de la salud mental perinatal creían que la lactancia materna era en realidad un factor de riesgo para la depresión posparto. Afortunadamente, ahora tenemos pruebas que indican que las madres que amamantan en exclusiva están en menor riesgo de depresión. De hecho, la lactancia materna protege la salud mental de la madre (Dennis & McQueen, 2009; Groer y Davis, 2006; Kendall-Tackett, Cong y Hale, 2011).

Protección y capacidad de respuesta

Un estudio también encontró que la lactancia materna protege a los bebés cuando sus madres están deprimidas. Este estudio comparó cuatro grupos de madres: madres que estaban deprimidas (lactancia materna o fórmula) o no deprimida (LM o fórmula). La medida fue el EEG (electroencefalograma) de los bebés: los patrones anormales fueron un síntoma de la depresión en los lactantes. Los bebés de madres lactantes deprimidas tenían patrones EEG normales en comparación con los bebés de madres deprimidas y alimentadas con fórmula (Jones, McFall y Diego, 2004). En otras palabras, la lactancia protege a los bebés de los efectos nocivos de la depresión de sus madres.

La razón de este hallazgo se reduce a la responsividad materna. Los investigadores descubrieron que las madres deprimidas y lactantes no se desprendían de sus bebés. No podían. Las madres lactantes miraban, tocaban y hacían contacto visual con sus bebés más que las madres que no estaban amamantando. Y eso fue suficiente para marcar la diferencia.

Extraído de un artículo escrito por Kathleen Kendall-Tackett, PhD, IBCLC, FAPA

RECIPIENTES PARA CONSERVAR LA LECHE MATERNA

Para refrigerar y congelar la leche materna es necesario contar con recipientes adecuados que garanticen la óptima conservación e higiene de la leche.

En el mercado existen diversos envases diseñados especialmente para este fin: bolsas y recipientes… de los que a continuación veremos pros y contras. Y también podemos usar envases que aunque no han sido creados para almacenar leche materna, sirven perfectamente para este fin.

Recipientes no específicos

Si los recipientes no han sido pensados para contener leche materna deben cumplir estos requisitos:

  • Deben ser de boca ancha, para facilitar la limpieza y evitar que queden restos de leche que puedan ser fuente de contaminación.
  • En el caso de ser de plástico, deben ser de uso alimentario. Lo sabrás porque en la parte inferior del recipiente, podrás observar el símbolo de “apto para uso alimentario”, que es un tenedor y una cuchara. Este símbolo te asegura que el plástico que han usado para la fabricación del recipiente es seguro.
  • Los frascos de vidrio se pueden usar siempre y cuando la rosca para cerrarlos no tenga óxido (por ejemplo, los de yogur Dahi).
En casa seguro que encuentras recipientes que cumplan las anteriores normas y hay algunos que quizá te sorprendan como los bolsas de congelación de alimentos o las bolsas para hacer cubitos de hielo caseros. Estas bolsas son más baratas que las bolsas específicas y, a la hora de descongelar, permiten usar la cantidad exacta (en forma de cubitos de hielo) que pensamos que el bebé puede necesitar, evitando de esta manera malgastar la leche.

Los frascos de análisis de orina están desaconsejados, especialmente porque el plástico que se usa para su fabricación no es de uso alimentario, y también porque los productos que usan para esterilizarlo son tóxicos (óxido de etileno).

Recipientes específicos:

En el mercado existen diversas marcas que fabrican recipientes y bolsas específicos para la conservación de leche humana, podrás elegir la que mejor se adapte a tus necesidades.

Pros y contras de recipientes específicos:

Pros:

  • Han sido diseñados para contener específicamente leche materna.
  • La mayoría de los recopientes y bolsas se adaptan al sacaleche de la misma marca lo que permiten refrigerar o congelar la leche de manera muy sencilla.
  • Los recipientes son reutilizables.
  • Según el envase elegido, puede ocupar menos espacio en la heladera.
  • Son fiables: las bolsas suelen ser de doble capa y los recipientes son fáciles de enroscar y evitar derramar leche.
  • Incluyen un espacio para indicar la fecha de extracción.

Contras:

  • Son más caros que otros recipientes.
  • Las bolsas son de un solo uso por lo que tendrás que ir comprando.
  • No siempre se pueden combinar productos de distintas marcas y siempre hay que comprar productos del mismo fabricante para que sean compatibles entre sí.
  • Suelen tener mucha capacidad para guardar grandes cantidades de leche y, en realidad, es mejor congelar en pequeñas cantidades.

 

Actualidad: Un estudio concluye que dar el pecho dos meses reduce el riesgo de muerte súbita en un 40%

Un estudio publicado en Pediatrics, concluye que dar el pecho durante al menos los dos primeros meses de vida del bebé, aunque no sea lactancia materna en exclusiva, reduce el riesgo de muerte súbita del lactante al menos en un 40%

Los investigadores examinaron los datos recabados para elaborar ocho estudios internacionales, examinando y comparando las circunstancias de 2.267 casos de muerte súbita y unos 6.837 casos de niños que sobrevivieron.  Su conclusión es que la lactancia materna reduce el riesgo en un 40% si se lleva a cabo durante los primeros dos meses.

Si la lactancia se prolonga entre los cuatro y los seis meses, el riesgo se reduce hasta el 60%. Pasado los seis meses esa protección asciende al 64%. Dar el pecho menos de dos meses no supone protección alguna.

 Aún se desconoce qué mecanismos desencadenan esta protección.

No se trata del primer estudio que vincula la lactancia materna como un factor de protección frente a la muerte súbita del lactante, de origen desconocido y que supuso la muerte de 3.700 bebés en Estados Unidos en 2015, uno de los países con ratios más bajos de lactancia materna en todo el mundo.

Tanto la American Academy of Pediatrics como la Organización Mundial de la Salud recomiendan por distintos motivos, incluido este factor de protección, la lactancia materna al menos hasta los seis meses y continuar con el amamantamiento junto con otros alimentos que complementen la alimentación hasta los 2 años o más, mientras madre e hijo lo deseen.

 

Actualidad: VIH Y LACTANCIA: DIFÍCIL ELECCIÓN

En los países donde no es posible elegir cómo alimentar a un bebé, ya que no se puede acceder a agua potable ni es posible asegurar un suministro adecuado de leche artificial, la mejor opción – a pesar de la existencia de VIH –sigue siendo la leche materna. Pero, ¿Qué pasa en los países desarrollados? ¿Qué debe decidir una madre que puede elegir qué alimentación dar a su bebé?

No todos los hijos de madres con VIH al nacer adquieren la infección. Se sabe que los niveles del virus VIH presentes en la leche materna son comparativamente más bajos que los que se encuentran en el plasma sanguíneo. Los bajos niveles del virus VIH quizá se deben a efectos de factores anti VIH presentes en la leche como, por ejemplo, los niveles de inmunoglobulina G (IgG) y los de inmunoglobulina A (IgA). Esto explicaría en parte por qué no todos los niños amamantados les será transmitido el virus. Ya sabemos que el virus pasa a la leche, si el bebé es amamantado de manera exclusiva (LME) durante los primeros tres meses, el riesgo de contagio va del 4% al 20%. El VIH puede ser detectado en la leche materna. Tres reservorios de VIH coexisten en la leche materna: ARN (partículas virales libres de células), material de ADN (virus asociado a células integradas en las células T latentes) y ARN intracelular (virus asociado a células en la producción de células T activadas). El papel respectivo de cada uno en la transmisión del VIH es poco conocida

En los países donde existen alternativas seguras disponibles, y las madres tiene acceso a agua potable y leche artificial se recomienda que las mujeres VIH-positivas no amamanten a sus bebés. Pero los beneficios de la leche materna son muchos y algunas madres quieren, pese a la infección, ofrecer leche materna a sus bebés.

  • La nutrición de la madre parece que juega un papel fundamental en este punto, pues sabemos que las madres desnutridas producen leche de calidad y nutricionalmente válida pero se ha observado que los niveles de inmunoglobulinas de la leche son menores que los de las madres con una adecuada nutrición.
  • Si una mujer VIH-positiva decide amamantar, entonces lo más seguro es hacerlo de manera totalmente exclusiva, de manera que el bebé no tome absolutamente nada más que leche materna. Se sabe que la lactancia mixta implicaría un daño en la mucosa de la pared gastrointestinal, lo que provocaría un aumento del riesgo de transmisión del VIH por esta vía. De este modo, se observa una incidencia en niños alimentados con lactancia materna mixta de un 24.1% versus un 14.6% los niños con lactancia materna exclusiva.
  • La madre debe seguir tomando el tratamiento antirretroviral ya que así el riesgo de transmisión se reduce.
  • Si los pezones están agrietados o sangrando, la sangre puede transmitir el virus también por lo que es muy importante conseguir una buena asesoría de lactancia desde el primer momento y evitar amamantar de manera directa si aparecen grietas sangrantes.
  • De la misma manera, durante una mastitis el riesgo de transmisión aumenta, de nuevo es necesario contar con información y ayuda para poder evitar/identificar estos procesos.
  • Otra opción es la lactancia diferida, es decir, la madre se saca la leche, la pasteuriza y la ofrece al bebé en biberón. Aunque parezca muy complicado esta es una opción válida para muchas madres. La pasteurización (calentamiento de la leche a 62’5ºC durante 30 minutos) asegura la destrucción del virus sin dañar la leche.
  • Mantener la lactancia hasta que el bebé tenga 6 meses y proceder a una supresión TOTAL llegados a esta edad.

Autora: Alba Padro, Lactapp