Por Adrián Cordellat
Según la guía rápida para profesionales Lactancia y medicamentos: una compatibilidad casi siempre posible, elaborada por los pediatras José María Paricio y Juan José Lasarte, del comité de lactancia materna de la Asociación Española de Pediatría (AEP), se estima que más del 90% de las madres toman medicamentos o productos de fitoterapia durante algún momento de sus lactancias.
Según el mismo documento, “apenas media docena de enfermedades maternas contraindican o hacen prácticamente imposible la lactancia”, por lo que, ante todo, explican los pediatras, los profesionales de la salud deben saber que “casi todo lo que se suele prescribir es compatible con la lactancia y que la lactancia, para la mujer y para el lactante, está por encima de la necesidad de muchos medicamentos o remedios que son perfectamente evitables”.
Sin embargo, y pese a estas recomendaciones, son muchas las madres que abandonan sus lactancias por tener que tomarse un medicamento que el médico les dice que puede ser peligroso cuando no lo es; también muchas otras madres las que renuncian a esos tratamientos que podrían mejorar su estado por el miedo a que el mismo pueda afectar a la salud de sus hijos. ¿Tiene sentido que pase esto en pleno 2018, con toda la información que tenemos a nuestro alcance? Para Marta Sánchez Palomares, pediatra y revisora de contenidos en e-lactancia.org, la base de datos online sobre medicamentos y lactancia creada por José María Paricio, “no tiene ni explicación ni justificación alguna”.
“Casi todo lo que se suele prescribir es compatible con la lactancia y que la lactancia, para la mujer y para el lactante, está por encima de la necesidad de muchos medicamentos o remedios que son perfectamente evitables”
En ese sentido, destaca Sánchez Palomares que la fuente principal de información que tienen a su alcance los médicos para evaluar riesgos en sus consultas diarias sobre lactancia es el vademécum, la ficha técnica de los medicamentos. “Tristemente la mayoría de las veces nos encontramos con medicaciones de las que se sabe que son compatibles con la lactancia materna y en las que la información que nos ofrece la ficha técnica es que se desaconseja la lactancia materna o si quiere continuar amamantando, lo mejor es que la madre no se trate”, explica. Otras veces, según la pediatra, esas mismas fichas técnicas aseguran que la medicación se elimina en la leche materna y dejan en manos del médico la valoración del riesgo-beneficio de tomarla o no. ¿Y qué médico va a querer asumir esos riesgos?
La importancia de la formación
No es difícil leer o escuchar a profesionales de la salud que se quejan de la nula formación en lactancia materna que recibieron en sus años de estudio, una formación que, ya con el título en la mano, muchas veces depende en gran medida de su propio interés e iniciativa. “Desde hace algunos años, en la formación de especialistas de Pediatría se tiene en cuenta la formación en lactancia y se hacen cursos específicos sobre ello”, matiza Marta Sánchez Palomares, que no obstante reconoce que en el caso de los médicos de familia, que son los que atienden a las madres, la formación en lactancia “es muy variada” y en muchos casos “depende también de la sensibilidad” que tenga cada profesional en relación a la lactancia y de sus propias experiencias vitales: “Los médicos y las médicas (independientemente de su especialidad) que han tenido hijos y los han amamantado, seguramente atenderán a una madre lactante con más criterio y más preocupación por su lactancia que otro profesional con la misma formación que no lo haya hecho”.
En ese sentido, y ante la falta de formación de muchos profesionales, no es extraño escuchar los testimonios de madres lactantes que directamente deciden mentir a sus médicos, asegurándoles que ya no dan el pecho a sus hijos, para que éstos les receten medicamentos que en todo caso sí son compatibles con la lactancia materna. Asegura la pediatra que es un comentario que escuchan “con relativa frecuencia”, aunque en su opinión considera que no es bueno mentir a los médicos: “Creo que hay que ofrecer la información de la que disponemos actualmente para que ellos la puedan revisar también. Si no, van a seguir enrocados en sus falsas ideas y no cambiarán de actitud. Pero entiendo que a veces esto es complicado. Por eso las madres también buscan especialistas “sensibles” con la lactancia materna, que las traten bien de sus enfermedades y que respeten sus lactancias. Para mí esto también es muy significativo. Y muy duro”.
“Los médicos y las médicas (independientemente de su especialidad) que han tenido hijos y los han amamantado, seguramente atenderán a una madre lactante con más criterio y más preocupación por su lactancia que otro profesional con la misma formación que no lo haya hecho”
Afirma tajante Sánchez Palomares que lo que ocurre en general es que no se le da a la lactancia materna la importancia que realmente tiene: “sabemos que es la mejor alimentación para el bebé, que tiene importantes repercusiones en la salud del bebé y la madre, pero no nos lo acabamos de creer. Equiparamos la leche materna a la leche artificial, por eso cuando surgen dificultades “nos curamos en salud”: retiramos lactancias, damos fórmula artificial y se acaban las preocupaciones”.
En ayudar a acabar con esta desinformación y a desterrar falsos mitos sobre la relación medicamentos y lactancia materna, está jugando un papel fundamental la plataforma e-lactancia.org, una base de datos sobre compatibilidad de la lactancia materna con medicamentos, plantas, tóxicos y enfermedades desarrollada en 2002 por José María Paricio y otros miembros del servicio de pediatría del Hospital de la Marina Alta (Alicante) y que desde 2012 se mantiene desde la Asociación para la Promoción e Investigación Científica y Cultural de la Lactancia Materna (APILAM).
En la base de datos hay registrados casi 25.000 términos entre marcas comerciales de medicamentos y genéricos. En todos ellos se establece el riesgo asociado, que oscila entre “muy bajo”, “bajo probable”, “alto probable” o “muy alto”; y en el caso de productos de riesgo se ofrecen alternativas médicas para el tratamiento. El término más buscado, con más de 1,5 millones de búsquedas, es ibuprofeno; seguido de paracetamol (637.000) y Amoxicilina (532.000), todos ellos medicamentos de riesgo muy bajo. De hecho, los diez medicamentos más buscados en la plataforma son todos completamente compatibles con la lactancia.
“Equiparamos la leche materna a la leche artificial, por eso cuando surgen dificultades “nos curamos en salud”: retiramos lactancias, damos fórmula artificial y se acaban las preocupaciones”
La web elactancia.org es hoy ya un referente en España, aunque también recibe muchas visitas de otros países de habla hispana como México, Argentina, Chile o Colombia. Desde 2014, cuando registraron 2,2 millones de visitas únicas, el interés por la web no ha dejado de crecer, como demuestra el hecho de que el año pasado superarse la barrera de los nueve millones de usuarios.
A esos datos para el optimismo se agarra Marta Sánchez Palomares que, aunque reconoce que “hace falta todavía mucha formación y probablemente también cambiar actitudes y evitar prejuicios”, considera que a través de la página ya están apreciando el cambio porque cada vez son más los profesionales sanitarios que se interesan por la compatibilidad de los medicamentos con la lactancia y que buscan alternativas a fármacos que pueden dar problemas: “En ese sentido soy positiva, estos cambios pueden ir lentos, pero ya son imparables”.
También en las madres, a las que según la pediatra la plataforma ayuda “a empoderarse en la crianza de sus hijos”. Así lo ve ella misma en su consulta, donde trata cada día con madres que se informan y que “discuten” con sus médicos la mejor opción de tratamiento: “Creo que si algo está cambiando es, precisamente, por estas mujeres sabias, empoderadas, que nos empujan a los profesionales a seguir buscando, investigando, formándonos para que puedan seguir amamantando con tranquilidad a sus hijos”.