Lactancia: El goteo ¿Por qué ocurre? 

El goteo o pérdida de leche durante la lactancia se debe a que los músculos que rodean el pezón no están tan fuertes como para poder retener la leche. Pero con el paso del tiempo y mientras más amamantes a demanda y tú y tu bebé encuentren un ritmo, los músculos optimizan su rendimiento y el pecho deja de gotear.

El goteo durante la lactancia también se debe al llamado “reflejo de eyección” causado por la oxitocina -la hormona del amor- encargada de hacer que la leche baje. La oxitocina responde a estímulos táctiles como el contacto del bebé con el pezón y la areola. Sin embargo, esta poderosa hormona también responde a otros estímulos como el sonido del llanto del bebé, el olor de su ropita, o simplemente mirarlo y pensar en él.

Por esto, parte indispensable del éxito de la lactancia es el contacto piel a piel con tu bebé desde el primer instante. La oxitocina hará su trabajo y en menos de lo que piensas tu pecho se empezará a llenar y gotear.

¿Alguna vez te han dicho que para amamantar debes estar relajada y tranquila? Esto se debe a que la oxitocina se inhibe ante situaciones de estrés, miedo, falta de confianza en el propio cuerpo. Por eso, si quieres amamantar, la primer sugerencia que podemos darte es: ¡confía! Tu cuerpo sabe lo que hace.

Si te incomoda mucho el goteo o la pérdida de leche, puedes utilizar los protectores mamarios absorbentes que se ponen encima del pezón. Los casquillos con un rollito de algodón en su interior también son una buena opción para usar durante los días en que tu pecho gotea.

Si notas que tu pecho gotea mientras tu bebé mama del otro, puedes ponerte un biberón para recoger la leche.

Pero la mejor solución para que el goteo termine,  es sin duda, amamantar cada vez que tu bebé lo pide, sin horarios ni restricciones. De ésta manera, la producción muy pronto se sincronizará con las necesidades nutricionales de tu bebé y dejarás de gotear, ya que la leche estará disponible y se producirá solo en el momento en que tu bebé se prenda al pecho.

El sabor de los alimentos en la leche humana

La composición de la leche materna varía nutricionalmente adaptándose a las necesidades del bebé, también experimenta diferentes sabores y nuevas sensaciones. Todo ello ayudará al bebé a formar sus preferencias alimentarias.

Aunque todos los bebés comienzan este aprendizaje en el útero materno, solo aquellos que son amamantados reciben un refuerzo adicional y el aprendizaje del sabor que proporcionan la exposición contínua a un amplio abanico de sabores durante la lactancia.
Nacemos con una predisposición biológica de preferencia hacia lo dulce y evitamos aquello que nos proporciona un sabor amargo. Ciertas hipótesis plantean que esto es así por mera supervivencia, pues de esta forma preferimos alimentos con mayor densidad energética.
Muchos son los estudios que sugieren que desde antes del nacimiento del bebé, se brindan muchas oportunidades para que aprendan a disfrutar de aquellos sabores que nos aportan los alimentos saludables.
En cuanto a las crucíferas (coles, brócoli o coliflor) evitarlas en la dieta es un error. Primero se trata de hortalizas, alimentos que conviene tenerlos presente en la dieta, segundo contienen sustancias como los glucosinolatos con beneficios para la salud, sumado que aportan vitaminas y minerales como el calcio. Si!  El calcio de origen vegetal también cuenta.
El consumir alimentos de origen vegetal hará que el bebé acepte cuanto antes este tipo de alimentos, pues su sabor no hará que el bebé rechace la leche materna. Este tipo de alimentos son importantes para la salud de tu hijo y la tuya.

Lactancia: Las tomas nocturnas

A las madres a menudo se les dice que deben despertar a su recién nacido para alimentarlo cada dos horas y hay una buena razón para ello. Los recién nacidos son conocidos por dormir durante las tomas y es fácil suponer que un bebé dormido es un bebé satisfecho. Este no es siempre así el caso con los recién nacidos (definidos como bebés de dos semanas o menos).

La alimentación a demanda comienza después de que el bebé tiene un par de semanas de vida, ha recuperado su peso nacimiento y y podemos decir que la lactancia está bien establecida. Un bebé sanos de más de dos semanas de vida avisará cuando tenga hambre.

Sin embargo, no puede suponer que un recién nacido le avisará cuando necesita comer, y es por eso que es importante despertarlo para alimentarlo. Algunos de los llamados «buenos bebés» que duermen largos períodos a la vez han terminado perdiendo peso.

 

“La lactancia materna va más allá de la familia; implica a la sociedad y a los políticos»

La doctora por la UPV Gloria Gutiérrez de Terán reclama la implicación de los ámbitos sanitario, educativo, político y empresarial para divulgar la lactancia materna como “patrón oro de la alimentación de los bebés y los niños pequeños”

“Es necesaria una política de lactancia materna que implique a toda la sociedad”. Así lo asegura la doctora por la Universidad del País Vasco, Gloria Gutiérrez de Terán, en su tesis Factores fisiológicos y sociales que influyen en el éxito de la lactancia materna. La lactancia materna es una de las actividades preventivas con mayor impacto sobre la salud, es generadora de equidad en salud y protege al medioambiente, evitando la contaminación que conlleva la producción, transporte y uso de sucedáneos de la leche materna. Sin embargo, apenas existe información sobre sus tasas de prevalencia, lamenta Gutiérrez. La tesis de la doctora trata de  cubrir ese vacío.
“La lactancia materna es la forma normal, fisiológica, de alimentar a los recién nacidos y a los niños pequeños, aspecto refrendado por la evolución, la evidencia científica y los expertos. Ha de considerarse como una parte integrante del proceso de maternidad, parto y crianza. En nuestro entorno, el hecho de que una madre amamante a su hijo no es únicamente un hecho biológico, sino que implica una conducta que precisa decisión, información, aprendizaje, relación emocional con el bebé, tiempo, apoyo y compromiso. Va más allá del ámbito familiar e implica a la propia sociedad y a los poderes políticos», explica la doctora.
«Es imprescindible”, añade, “la divulgación de la lactancia materna como patrón oro de la alimentación de los bebés y los niños pequeños, no solo desde los ámbitos sanitarios, sino desde los educativos, los medios de comunicación y la implicación y el compromiso de los políticos, empresarios y toda la sociedad».
A pesar de la superioridad de la lactancia materna, no se dispone de información fidedigna y actualizada sobre sus tasas de prevalencia de cara a plantear intervenciones que la favorezcan. Por ello, el objetivo que se planteó Gloria Gutiérrez de Terán en su investigación fue conocer la prevalencia de la lactancia materna desde el nacimiento hasta los 12 meses, así como estudiar la relación que existía entre esta y los factores fisiológicos y socioculturales de las madres, sin olvidar el impacto de las prácticas sanitarias más frecuentes durante embarazo, parto y puerperio, entre las mujeres.
Por otra parte, se pudo constatar que los parámetros relacionados con la práctica asistencial y con el parto también guardaban relación con la prevalencia y la exclusividad de la lactancia. Entre estos, se encuentran los partos con menores niveles de intervención y poco medicalizados, así como los bebés que obtuvieron puntuaciones más altas en el test de Apgar y aquellos que habían tenido más tiempo de contacto piel con  piel. «Ha de fomentarse de forma especial el respeto a la fisiología en el proceso de atención a la maternidad, ya que se ha mostrado como un elemento clave en el éxito  de la lactancia.

La intimidad en el postparto es una necesidad normal

Uno de los principales hechos que ni la familia ni la sociedad en general debe ignorar es la necesidad de intimidad de la mujer que acaba de dar a luz.

Las necesidades emocionales de madres y recién nacidos son una parte fundamental de la atención a su salud. Hoy por hoy se sabe, además, que la satisfacción y la felicidad influyen enormemente en el estado físico y en la capacidad para remontar problemas médicos. Todo eso debería, como he dicho, ser tenido en cuenta por la familia y por el entorno sanitario, considerando que crear el ambiente adecuado para la salud emocional es una de sus obligaciones fundamentales.

Si hablamos de madres recién paridas la cuestón es muy importante. La hembra humana y su cría son mamíferos. Instintivamente precisan un parto y un puerperio en intimidad, sin interrupciones, sin desconocidos, sin intromisiones innecesarias.El parto ideal sucedería en la penumbra y con la atención, cuando fuese precisa, solamente de personas de máxima confianza para la mujer. El puerperio y el comienzo de la lactancia no son diferentes. Madre e hijo, piel a piel, sostenidos por los más cercanos pero en una burbuja en el que las hormonas fluyan y refuercen el vínculo creado en el momento del parto en aquella primera mirada. El lugar adecuado sería el que nos haga sentir en una guarida, un nido o una cueva. No una sala comunal llena de gente desconocida.

La lactancia materna es un proceso físico, pero también tiene repercusiones hormonales y emocionales. Interrupciones, tensión, visitas, aparición de desconocidos, todo eso influye negativamente en su correcta implantación. Y además todo eso supone, muchas veces, sensaciones desagradables e inexplicables para la madre.

La mujer que no amamanta o que está teniendo dificultades para dar el pecho necesita las mismas atenciones y un entorno plácido e íntimo, casi diría que hay que mimar esto más todavía, pues las hormonas que su cuerpo produce causan sentimientos muy intensos. La madre puérpera y su hijo son seres únicos que necesitan un nido seguro donde sentirse protegidos.

Los hospitales deben servir para cuidar el cuerpo pero sin dejar de lado la salud psicofísica. Las necesidades emocionales y de intimidad de una mujer puérpera son importantísimas para el vínculo, la lactancia y la prevención de depresiones. Debemos velar para que se sienta protegida y feliz.

Los bebes necesitan contacto físico permanente con sus madres siempre que no haya verdaderos problemas médicos que impidan el método canguro. Los padres deben poder estar con las madres y los bebés todo el tiempo para sostenerlos. Si los hospitales no cumplen con esta importante parte de la atención al parto y al postparto están fracasando.

En esta primera etapa suele suceder que las mujeres sientan que han perdido el control sobre algunas de sus emociones y se asustan al no entenderlas. El que una madre se sienta rabiosa o asustada si otra persona toma en brazos a su hijo es normal, completamente normal. El que una madre sienta deseos de esconderse de la vista de todos es normal también. Incluso hay madres que desean oler todo el cuerpo del bebé y hasta de lamerlo, y eso, aunque nos asombre, es un instinto normal. Ser mamíferos y animales es parte de nosotros. Aceptar esa parte no nos convierte en menos civilizados o humanos. Nos ayuda a integrar las sensaciones nuevas y a ser nosotros mismos. Si la mujer se siente así no está loca, no es una exagerada, no está haciendo nada malo. De ningún modo hay que cuestionarla ni hacerla sentir culpable. Lo que siente es lo que siente. Es una hembra con su cría recién nacida.

No tiene nada de malo el querer que nuestra sociedad se adapte a esta faceta de la femineidad. Ser mujer es también ser hembra. Y cuando se es madre reciente la hembra que llevamos dentro sale con toda su fuerza.

Muchas mujeres sufren en el postparto de sentimientos encontrados de felicidad y desasosiego. Algunas caen en depresiones incluso. En general podemos encontrarnos con que muchas madres recientes lloran, tienen miedo y sienten rechazos intensos a las intromisiones. Y, como decía, eso también es normal. Obligatorio no, pero si sucede, es conveniente saber respetarlo.

Al regresar a casa la situación no tendría ser diferente. Las visitas pueden esperar. Quien venga a casa deberían ser personas que no produzcan tensión emocional a la madre, que no la cuestionen ni cojan al bebé si ella no lo desea. Y no estaría mal que estén dispuestas a cargar con las tareas del hogar que la puérpera no está en el momento de poder atender.

Si hiciésemos una trasposición de esa situación a nuestra vida actual un puerperio bien atendido sería aquel en el que la madre puede dedicarse con exclusividad a su bebé, alimentándolo, piel a piel continuamente, contenida y sostenida por su pareja. Y en intimidad. Otras personas, el padre o personas de enorme confianza, cuidarían de la casa, los otros hijos y la alimentación hasta que madre y bebé pasaran ese primer mes agotador, desconcertante y maravilloso.

Este ideal no es siempre posible. Pero tratar de conseguirlo, en la medida de las posibilidades de cada familia y centro médico, seguro que ayudaría a que las madres y sus bebés comenzaran el camino de la vida mejor. La necesidad de intimidad de los primeros días es algo que ni las familias ni los centros médicos deberían ignorar.

 

Actualidad: ONU: la lactancia materna debería ser considerada un derecho …

Un grupo de expertos en derechos humanos de la ONU señaló en 2016 que el amamantamiento debe considerarse una cuestión de los derechos humanos tanto para bebés como para madres y debe ser protegido de acciones que buscan impedirlo.

En un comunicado emitido en Ginebra, los expertos señalaron que los gobiernos deben detener la comercialización “engañosa, agresiva e inapropiada” de sustitutos de la leche materna que realiza la industria a nivel global.

Añadieron que esas prácticas de marketing a menudo afectan negativamente a las decisiones que toman las mujeres sobre cómo alimentar a sus bebés e impiden que tanto bebés como las madres disfruten de los beneficios para la salud que ofrece la lactancia.

Asimismo, indicaron que los Estados no usan todas las herramientas a su alcance para combatir las prácticas inadecuadas de comercialización de esos productos y les instó a llevarlas a la práctica.

La falta de información de los trabajadores de la salud, las tradiciones culturales y familiares y la estigmatización que sufren las mujeres que amamantan en lugares públicos y en el lugar de trabajo, fueron mencionadas por el grupo como algunas de las causas que obstaculizan el avance de la lactancia materna.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que anualmente se podrían evitar la muerte de unos 820.000 niños, si la lactancia materna se inicia una hora después del nacimiento del bebé, se alimenta de ella únicamente durante los seis primeros meses y continúa el amamantamiento hasta los dos años edad junto a los alimentos complementarios indicados.

¿Por qué es tan importante la lactancia materna?

Segpún la OMS, la lactancia materna contribuye a “acabar con el hambre”, dado que la leche materna proporciona toda la energía y nutrientes que un bebé necesita durante los primeros seis meses de vida y una parte sustancial de estos hasta los dos años. Puede ayudar a prevenir el hambre y la desnutrición en los niños pequeños y la obesidad más tarde en la vida.

El amamantamiento también mejora significativamente la salud y la supervivencia tanto de los bebés como de las madres. Los estudios muestran, por ejemplo, que a nivel mundial:

  • La mejora de las prácticas de lactancia materna podría salvar más de 820.000 vidas al año, el 87% de ellos niños menores de seis meses de edad.
  • Casi la mitad de los episodios de diarrea y un tercio de las infecciones respiratorias podrían prevenirse con una mejor lactancia.
  • Una mayor duración de la lactancia materna se asocia con una reducción del 13% en la probabilidad de obesidad infantil y una reducción del 35% en la incidencia de la diabetes tipo 2.
  • Las tasas actuales de lactancia evitan un estimado de 20.000 muertes de mujeres por cáncer de mama cada año.

La lactancia materna contribuye a un mejor desarrollo mental y cognitivo, que promueve el aprendizaje y prepara a los niños para la escuela. En Brasil, los niños que fueron amamantados durante 12 meses o más permanecieron escolarizados casi un año más comparados con los que recibieron leche materna menos tiempo.

 

La serenidad de la lactancia y la oxitocina

Para el observador, el efecto más destacable en la madre lactante es su serenidad. Esta tranquilidad puede evaluarse tanto en los humanos como en las ratas de laboratorio. La lactancia provoca la reducción de la tensión arterial y de la tasa de hormonas del estrés (cortisol) en sangre, lo que indica la disminución de la actividad del sistema nervioso simpático y de las glándulas suprarrenales. La rata que amamanta responde a los estímulos estresantes con una tasa reducida de cortisol. Cuanta más oxitocina recibe la rata, más duradero su estado de tranquilidad.

Las mediciones de la actividad cerebral en las hembras lactantes muestran que son muchas las que duermen mientras dan de mamar. Esto también es así en las mujeres, sobre todo cuando dan de mamar por la noche. El estado de calma profundo está estrechamente relacionado con la lactancia.

Estos cambios fisiológicos no son de corta duración, sino que persisten durante todo el periodo de la lactancia. Algunas mujeres reaccionan de manera diferente, pero la mayoría están más serenas y en armonía con su entorno. Las ratas lactantes son también menos susceptibles a la perturbación.

Durante la lactancia, muchas mujeres anhelan una vida más tranquila. Las tareas que parecían importantes bajan posiciones en la lista de prioridades. Las madres están a gusto en un entorno apacible y en su contexto familiar. En general, no les aburre dar de mamar u ocuparse de sus hijos; el tiempo no se les hace largo, ya que tienen menos necesidad de distracción que antes. En el curso de mis investigaciones, las madres cuyo comportamiento cambiaba más eran las que tenían mayor nivel de oxitocina en la sangre. El número de pulsaciones de oxitocina en cada sesión de lactancia repercute no sólo en la cantidad de leche producida, sino también en el estado de serenidad de la madre.

La oxitocina dispone de dos vías de distribución: la sangre y los nervios. La oxitocina puede, excepcionalmente “desbordar” de un sistema a otro cuando las dosis son muy altas. Creo, por tanto, que, durante la lactancia, además de un nivel elevado de oxitocina en sangre, aumenta también el nivel de esta sustancia en el sistema nervioso. Puesto que la oxitocina en el cerebro (así pues, de origen nervioso) genera calma y distensión, mis colegas y yo misma llegamos a la conclusión de que estas modificaciones en el comportamiento se deben al aumento de la oxitocina liberada en el mismo cerebro.  Hemos podido demostrar también la relación entre una tasa alta y persistente de oxitocina en sangre y un comportamiento tranquilo, un deseo de aislamiento y una menor necesidad de movimiento y novedad a nuestro alrededor.

Kerstin Uvnäs Moberg
Extraído de “Oxitocina, la hormona del, amor, la calma y la sanación”.

Actualidad: La lactancia materna protege a las madres de la esclerosis múltiple

Las mujeres que dan el pecho durante un periodo acumulado de 15 o más meses tienen un riesgo hasta un 53% menor de desarrollar esclerosis múltiple o síndrome clínico aislado.

Cada vez hay más evidencias sobre las bondades, ciertamente numerosas, de la lactancia materna. Y no solo para los bebés, para los que tomar el pecho constituye la forma idónea de lograr los nutrientes necesarios para crecer y desarrollarse de una forma saludable.

También para las madres, para las que la lactancia materna se asocia a unos menores niveles de colesterol, presión arterial y azúcar en sangre tras el embarazo, así como a un inferior riesgo vitalicio de sufrir un infarto o un ictus. Y a todo ello se suma, según muestra un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores del Centro Kaiser Permanente de Pasadena (EE.UU.), que la lactancia materna también protege a las madres frente a la esclerosis múltiple reseñó El País.

Como explica Annette Langer-Gould, directora de esta investigación publicada en la revista «Neurology», «nuestro trabajo aporta más evidencias para apoyar que las mujeres que pueden dar el pecho a sus hijos lo sigan haciendo. Y es que además de otros beneficios tanto para la madre como para el bebé, la lactancia materna podría reducir el futuro riesgo de la madre de desarrollar esclerosis múltiple» reseñó ABC.

Suma de bebés

Entre otros muchos beneficios, la lactancia materna se asocia a un menor riesgo para las madres de cáncer de ovario, cáncer de mama o diabetes tipo 2. Y al día de hoy ya se sabe que las mujeres con esclerosis múltiple tienen menos brotes –o ‘ataques’ de la enfermedad– durante el embarazo o mientras alimentan a sus bebés de forma exclusiva con la lactancia materna.

Como indica Annette Langer-Gould, «distintos expertos han sugerido que los niveles de hormonas sexuales son responsables de estos beneficios. Sin embargo, nuestra hipótesis es que la falta de ovulación también puede jugar un papel, por lo que queríamos ver si una mayor duración de la lactancia materna o un menor número de años totales de ovulación se asocian a un menor riesgo de esclerosis múltiple».

Nuestro trabajo aporta nuevas evidencias para apoyar que las mujeres que pueden dar el pecho a sus hijos lo sigan haciendo, afirmó Annette Langer-Gould.

Para ello, los autores contaron con la participación de 397 mujeres que, con una edad promedio de 37 años, acababan de ser diagnosticadas de esclerosis múltiple o de síndrome clínico aislado –condición en la que el paciente sufre un primer episodio neurológico por la inflamación o desmielinización del tejido nervioso y que está considerada como un precursor de la esclerosis múltiple–. Y asimismo, con 433 mujeres sanas con edades similares a las de las pacientes.

Todas las mujeres respondieron a distintos cuestionarios en los que, entre otros factores, aportaron información sobre sus embarazos, uso de anticonceptivos hormonales y duración –de haberla llevado a cabo– de la lactancia materna. Los resultados mostraron que las mujeres que habían dado el pecho durante un periodo acumulado –a un único o más bebés– de 15 o más meses tenían un riesgo hasta un 53% inferior de desarrollar esclerosis múltiple o síndrome clínico aislado que aquellas que nunca habían dado el pecho o lo habían dado durante un máximo acumulado de cuatro meses.

Por su parte, las mujeres cuyo primer ciclo menstrual tuvo lugar a una edad de 15 o más años tuvieron una probabilidad un 44% menor de acabar padeciendo esclerosis múltiple que aquellas cuya primera menstruación se presentó cuando aún no habían cumplido los 12 años.

Más y más beneficios

En definitiva, y tal y como ocurre con la lactancia materna, parece que la edad de inicio de la menarquia –o primer sangrado menstrual– también influye en el riesgo de esclerosis múltiple. Una influencia, sin embargo, que no se observó con el número total de años de ovulación, la cifra de embarazos, el uso de anticonceptivos hormonales y la edad del primer alumbramiento.

Como concluye Annette Langer-Gould, «nuestro trabajo ofrece un nuevo ejemplo del beneficio para la madre de la lactancia materna. Sin embargo, no prueba que esta lactancia materna sea la responsable directa de una reducción del riesgo de esclerosis múltiple. Tan solo demuestra la existencia de una asociación».

Fuente: www.eluniversal.com

 

Mastitis

La realidad es que la mastitis puede aparecer en cualquier momento de la lactancia, ya sea al inicio como al final. No hay una única época o una franja temporal en la que podamos situar la aparición de una mastitis. La evidencia científica dice que las mastitis se producen más frecuentemente durante la segunda y tercera semana de lactancia, y es que la triste realidad es que muchas madres dejan la lactancia a causa de la falta de ayuda, por el dolor o por tener que incorporarse al trabajo remunerado,  lo que no permite tener datos de que afectación causa la mastitis en madres que dan más pecho durante más meses o años.

La mastitis es una inflamación y posterior infección de un cuadrante de la glándula mamaria que puede ocurrir por un mal vaciamiento/drenaje de la glándula o por situaciones que nos pueden sorprender como por ejemplo: ir al dentista y tener que tomar un antibiótico o padecer una gastroenteritis que pueden modificar la flora intestinal y propiciar por ende la proliferación de ciertas bacterias en la glándula. La incidencia de mastitis varía del 3 al 33% según la literatura científica, y puede afectar a un solo pecho o a ambos.  Y según si la madre ha recibido o no el tratamiento antibiótico adecuado, en caso que aparezca fiebre y esta no remita, pueden producirse nuevas recaídas.

Ante cualquier mastitis: dolor articular, la aparición de una mancha roja en el pecho y dolor al amamantar… la pauta de actuación es la misma ya que la mayoría de mastitis se pueden solucionar sin la necesidad de tratamiento antibiótico.

En el momento de aparecer las primeras señales de que la mastitis es incipiente hay que tomar las riendas de la situación:

  • Fomentar el vaciamiento/drenaje de la glándula de manera frecuente
  • Aplicar frío en la zona afectada
  • Y descansar como si de una gripe se  tratara.

Con estas medidas eliminamos y frenemos la progresión de la mastitis. Y solo en el caso que aparezca fiebre (38 ºC o más)  y que no desaparezca en 12-24hs.  hay que acudir al médico para que recete el antibiótico adecuado.

Es importante recibir asesoramiento y acompañamiento de una puericultora, más aún en este particular momento donde es importante para una favorable evolución, detectar y trabajar para corregir o cambiar la causa que produjo la afección.

Actualidad: La web que ayuda a miles de madres de todo el mundo a seguir dando el pecho

La página e-lactancia.org lleva desde 2002 salvando lactancias con su buscador gratuito de compatibilidad de medicamentos con la leche materna

Ya hace dos años que dejé atrás del todo la lactancia materna, aunque los últimos meses ya era simplemente una cuestión de mimo y de compartir un tiempo especial con mi hija pequeña, que tenía ya cuatro años, más que algo nutricional. Y por suerte, salvando las dificultades de enganche del principio con los dos mayores y los típicos agobios de las crisis de crecimiento, he tenido lactancias tranquilas. Sin embargo, para muchas mujeres, no es así.

Paradójicamente, en no pocas ocasiones son los médicos los que, por una combinación de factores, contribuyen a que no funcione, pese a que los principales organismos sanitarios insistan en la importancia y conveniencia de amamantar en exclusiva hasta los seis meses del bebé, y complementar con otros alimentos hasta los dos años. Una de las razones es el miedo a que los medicamentos que se recetan a la madre pasen al niño a través de la leche, razón por la que muchos médicos aconsejan interrumpir o dejar la lactancia cuando en realidad es innecesario. Por eso, quiero destacar el papel de una web imprescindible para madres lactantes y profesionales de la salud, y que ha iniciado recientemente una campaña en busca de financiación para poder mantenerse: www.e-lactancia.org. Una página de acceso libre y gratuito en la que, introduciendo el nombre de un medicamento o producto, te indica de forma clara si supone algún riesgo para el bebé.

La web, recomendada por organismos y asociaciones importantes en el mundo sanitario y científico como la IHAN-OMS/UNICEF España, se ha mantenido desde su creación, en 2002, gracias a una subvención oficial ya terminada, a donaciones, patrocinios y, sobre todo, al trabajo voluntario de varios profesionales. Su creador es José María Paricio, uno de los mayores expertos en España sobre lactancia materna, que la puso en marcha junto a su equipo cuando era jefe del servicio de Pediatría del Hospital de Denia (Alicante).

En la actualidad, cuatro pediatras, dos farmacéuticas de reciente incorporación y una periodista forman parte del equipo de e-lactancia, que se encarga de «mantener los 1.788 productos (medicamentos, plantas, enfermedades, contaminantes, etc.) de la página actualizados prácticamente a diario, contestar el correo electrónico de la página, redactar artículos sobre lactancia y trabajar en labores de comunicación y patrocinio», explica Paricio. Aparte, hay un informático, un diseñador y un traductor para la versión en inglés a los que se les paga por su trabajo.

«El valor real de realizar y mantener al día una página como e-lactancia rondaría los 200.000 euros anuales», calcula Paricio. «Llevamos años manteniéndola por unos 15.000 euros, a base de muchas horas de voluntariado. Somos conscientes de que puede no ser sostenible a largo plazo por lo que debemos buscar fondos que garanticen la continuidad del proyecto». Para ello, Paricio puso en marcha este año un grupo de micromecenazgo en Teaming, en el cual, por un euro al mes, se puede contribuir económicamente al proyecto.

«En un mundo ideal de voluntariado perpetuo, con 15.000 euros anuales podemos afrontar a corto plazo el proyecto de e-lactancia. Pero por las características de la labor que desarrollamos, será preciso a medio plazo una cierta profesionalización de algún miembro del equipo para que pueda dedicar más horas al proyecto, así como poder contratar horas de profesionales especializados que compensen épocas posibles en las que haya un déficit puntual de voluntariado. Hay que tener en cuenta que la página nunca descansa, no conoce lo que es domingo o vacaciones», afirma el pediatra.

Entre visitas en español y en inglés, e-lactancia.org recibe una media de 17.144 visitas diarias de todo el mundo, tanto de madres como de profesionales, con una media de 2,2 consultas por visita, lo que supone más de 12 millones de consultas anuales. Los 10 países de donde provienen más visitas son España (5.042 sesiones diarias), México (2.875), Chile (1.283), Argentina (1.211), Colombia (752), Rusia (510), Estados Unidos (454), Grecia (397), Perú (386), Rumanía (341), Portugal (330) y Brasil (288).

«La magnitud del volumen de visitas y lo delicado de la información suministrada obliga a plantearse como objetivo el que cada producto esté actualizado con, al menos, una vigencia de cinco años. Estamos actualizando por orden de frecuencia de consulta, a petición de personas que tienen interés en algo concreto y según alertas de una nueva publicación que pueda modificar el nivel de riesgo atribuido hasta ahora», explica Paricio.

Según el pediatra, «muchas personas, sanitarios, asesoras de lactancia, madres, etcétera están muy pendientes de la página, y es muy frecuente el que nos agradezcan la información suministrada o directamente haber “salvado” una lactancia. Los hay que piensan que sería una catástrofe que no existiera esta página», asegura.

Y es que, como explicaba Paricio en su libro Tú eres la mejor madre del mundo (Ediciones B, 2013), «casi todo lo que se suele prescribir habitualmente es compatible con la lactancia». «Contrariamente a lo que se piensa, el pecho de la mujer, tu pecho, no es un concentrador de tóxicos, ni la manzana de la madrastra de Blancanieves, sino un maravilloso filtro por el que sale lo mejor de ti misma. Casi todo lo que tomas, alimentos, bebidas, medicamentos, tóxicos, etc, acaba pasando a la leche, pero adecuadamente filtrado: la mayoría de los medicamentos y otros productos pasan en cantidades tan ínfimas o nulas, que para nada dañarán a tu lactante».

Autora: Cecilia Jan

Nota extraída de: www.elpais.com